MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
Rosa Barbadillo es voluntaria de la Asamblea Local de l’Alcúdia, que abarca una veintena de pueblos con puesto de atención tanto en L’Alcudia como en Carlet, donde reside. A sus 57 años, hace habitualmente labores de voluntariado en el Proyecto de Promoción de Éxito Escolar que lleva a cabo cada año Cruz Roja pero todo cambió el pasado 29 de octubre, cuando las inundaciones por la dana dejaron 224 fallecidos, tres desaparecidos y cientos de miles de afectados. “La gente estaba en shock, luego muchos se derrumbaron”, cuenta a Europa Press.
Rosa recuerda que el día de la dana, el puente que atraviesa su localidad, por la que pasa el río Magro, se derrumbó y parte del río se desbordó. “El pueblo no resultó afectado pero sí que se fue la luz y muchas instalaciones quedaron dañadas”, rememora.
El 30 de octubre fue al Ayuntamiento a ponerse “a disposición de los damnificados pero realmente y por suerte, no había, los daños eran estructurales”, indica, para precisar que, en cualquier caso, no podían salir del pueblo “porque las carreteras estaban cortadas”.
Finalmente, el 31 de octubre pudo llegar a l’Alcúdia. “Y lo que me encontré fue desolador, no se podía ni circular y empezamos a organizar actividades de voluntariado”, detalla Rosa, que reitera que en esos primeros momentos “la gente estaba en estado de shock”.
“La prioridad era limpiar las casas porque hay mucha gente que vive en plantas bajas, había que limpiar el barro y quitar enseres así que hicimos grupos para limpiar las calles y ayudar a los mayores, además de organizar material, agua y alimentos porque no había comercios”, detalla, para precisar que la gente sobre todo pedía agua y utensilios de limpieza, sobre todo botas. “Pero todo costaba de conseguir”, lamenta.
No obstante, a su juicio, en esta localidad “la recuperación fue muy rápida porque, al ser un pueblo agrícola, había mucho tractor que ayudó en las tareas de limpieza, ya que la Unidad Militar de Emergencias (UME) y los bomberos tardaron varios días en llegar”.
En cualquier caso, puntualiza que, tras esa primera asistencia, se dieron cuenta de que “la gente necesitaba ayuda psicológica” y “muchos se derrumbaron”. “En Cruz Roja se ha ofrecido ese apoyo y también abogados, orientación para gestionar las ayudas, entrega de tarjetas monedero, etc”, prosigue.
Sobre los beneficiarios, señala que muchos eran “personas mayores que no podían salir de casa o gente que no tenía ni ropa para los niños”. “Han pasado cuatro meses y se siguen dando ayudas, aunque se haya recuperado la normalidad”, indica Rosa, que indica que ha vuelto a dar clases a los menores a los que atendía antes de la tragedia.
A raíz de lo vivido, Rosa afirma que este 8 de marzo habría que poner en valor “el papel de las mujeres, pilar primodial de las familias”. “Las familias se apoyan en las madres y en las mujeres, hay que colaborar con ellas. Las mujeres somos además más solidarias, en mi trabajo somos más voluntarias que voluntarios: nos gusta ayudar pero también que nos ayuden”, zanja.
El testimonio de Rosa forma parte de una serie de perfiles recogidos por Europa Press con motivo de la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, el 8 de Marzo, y que este año se centra en diversas mujeres que han sufrido la dana que afectó principalmente a Valencia a finales del pasado mes de octubre.
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