MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
El Servicio de Estudios de Repsol contempla que el precio del Brent pueda llegar a los 100 euros a lo largo de la segunda mitad de 2023 aunque espera que se mantenga en un rango de entre 80 y 85 euros hasta junio.
Así lo explicó el director del Servicio de Estudios de Repsol, Antonio Merino, durante la presentación de una nueva edición del Anuario Estadístico Energético de Repsol, en la que participaron también los analistas Juan Rubio y José Alfredo Peral.
En referencia a las previsiones del precio del Brent, Merino apuntó que dependen en gran medida del impacto final que tenga la crisis bancaria, así como de la evolución al alza esperada de la demanda energética de China.
Sobre la estabilidad en los primeros meses de 2023, indicó que se producirá porque se mantendrá el equilibrio entre la oferta y la demanda, algo que no ocurrirá a partir del verano. “El consenso de los analistas es que va a faltar crudo en la segunda mitad del año”, afirmó Merino, quien señaló que el gran causante de este desequilibrio será China y “los precios del crudo subirán”.
En cuanto al impacto en los combustibles, el Servicio de Estudios de Repsol espera que se mantenga el diésel más barato que la gasolina, al revés de lo que ocurrió durante muchos meses de 2022.
A este respecto, Merino explicó que este fenómeno se producirá porque los inventarios de diésel son elevados, porque se está comprobando que sigue llegando gasóleo de Rusia a través de otros países y porque la demanda se seguirá reduciendo mientras aumenta la de gasolina.
Por otro lado, el Servicio de estudios de Repsol espera que sigan a la baja los precios del gas y la electricidad gracias al alto nivel de los almacenamientos en Europa y a que nadie espera un corte total del que llega de Rusia.
Sobre la electricidad, considera que la demanda seguirá a la baja por razones de eficiencia y por el impulso del autoconsumo, así como por la alta probabilidad de que los inviernos sigan siendo suaves.
Por último, espera que España pueda tener que utilizar menos gas que el año pasado para producir electricidad ya que se prevé que la producción hidráulica, solar y eólica sea más alta.
Sin embargo, el descenso de la demanda no se trasladará en su totalidad a la generación, lo que permitiría una bajada más importante del precio de la luz ya que lo previsible es que España siga exportando electricidad a Francia, que seguirá con sus problemas con las nucleares.
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