MADRID, 15 (SERVIMEDIA)
Responsables de Renfe, Iryo y Uigo coincidieron este martes en la necesidad de que el Gobierno aplique “medidas extraordinarias” para que estas compañías ferroviarias no deban repercutir el coste de la electricidad al precio de los billetes, algo que, según advirtieron, podría hacer fracasar la liberalización ferroviaria en España.
Así lo sostuvieron el director de Alta Velocidad y Servicios Comerciales de Renfe, Francisco Arteaga; el Director general de Iryo, Víctor Bañares; y la directora general de Ouigo España, Helene Valenzuela, en unas jornadas sobre movilidad organizadas por ‘El Español’ e Invertia.
De hecho, Bañares pidió para el sector que se considere la posibilidad de que tenga un tratamiento parecido al de la industria electrointensiva, puesto que actualmente la electricidad representa el 16% de los costes de su compañía, el doble que la media histórica. “Es una línea roja muy roja”, espetó.
Por ello, pidió al Gobierno que articule medidas estructurales que bajen el coste de la energía que consumen durante los próximos años para que estas compañías puedan incrementar su oferta de trenes a un menor coste contribuyendo de esta manera a la descarbonización del país.
En la misma línea, Arteaga señaló que la energía es el concepto que actualmente marca si la operación “puede ser rentable o no “y admitió que “la volatibilidad del precio de la energía está pasando factura” a los costes de Renfe.
“Lo estamos asumiendo con el pulmón de cada compañía”, apuntó Arteaga, quien se sumó a la demanda de “una regulación que nos permita tener un escenario mucho más cómodo”. “Si es una apuesta de futuro del Estado, se debe facilitar que los operadores puedan operar con mayores posibilidades”, añadió.
Por su parte, Valenzuela señaló que la situación es aún más compleja para Ouigo, ya que al tratarse de una compañía con costes más ajustados la electricidad representa ya el 25% de los mismos. “Tenemos un sentimiento de urgencia mucho mayor”, admitió.
Además, afirmó que “el mercado no lo puede soportar” y las compañías no lo pueden repercutir sobre el precio a los clientes. “Eso sería parar en seco la liberalización porque si subimos los costes volverán al coche”, sentenció.
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