MADRID, 15 (EUROPA PRESS)
Tratar las alteraciones de sueño en las personas con Alzheimer tiene un impacto positivo en su calidad de vida, tanto a nivel clínico como social, según la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA).
El sueño es uno de los síntomas psicológicos y conductuales (SPCD) de la demencia. Los cambios neurológicos que se producen en el cerebro de las personas que cuentan con un diagnóstico de Alzheimer también alteran la calidad del descanso, lo que puede empeorar la enfermedad.
De esta manera, es habitual que los pacientes sufran alteraciones del ciclo del sueño, durmiendo durante el día y despertándose por la noche, insomnio o sueño fragmentado. Esta falta de sueño puede afectar a la función cognitiva y su estado de ánimo mostrando signos de irritabilidad, ansiedad o depresión, entre otros.
Coincidiendo con el Día Mundial del Sueño, que se celebra el 15 de marzo, la organización recuerda la importancia de contar con profesionales de la salud especializados en el manejo de trastornos del sueño que adopten enfoques en los que “se establezca una rutina; se creen entornos propicios para el sueño; se realice actividad física moderada durante el día; o se haga un uso adecuado de medicamentos cuando sea necesario”.
Así, desde CEAFA aseguran que los trastornos del sueño no solo afectan a las personas con Alzheimer, sino también a las personas cuidadoras y familiares.
En este sentido, recuerdan que es muy importante proporcionar apoyo emocional y recursos adecuados para las personas encargadas de los cuidados, atendiendo y velando “por su propio sueño, así como buscar apoyo si es necesario, para evitar la fatiga y el agotamiento”.
EL SUEÑO, RELACIONADO CON DEMENCIA
Asimismo, desde CEAFA advierten de que la alteración del sueño puede ser un factor de riesgo asociado con una mayor probabilidad de desarrollar demencia. En concreto, las interrupciones y la falta de sueño interfieren en el proceso de eliminación de la proteína beta amiloide, relacionada con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
“Cuando dormimos se ponen en marcha los mecanismos necesarios para prescindir de la acumulación que se ha producido durante el día de esta sustancia. Pero una mala calidad del sueño favorece la formación de placa beta-amiloide, que, con el tiempo, puede dar lugar a la aparición de la enfermedad”, detallan desde la entidad.
Finalmente, desde CEAFA subrayan que el sueño “es un pilar fundamental para la salud física y mental de todos”, por lo que es necesario “cuidarlo y tener un descanso adecuado con el fin de prevenir futuras enfermedades como demencias y el Alzheimer”.
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