La ofensiva llega ante el aumento de la inseguridad y las tensiones sobre la aplicación del acuerdo
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Los antiguos grupos rebeldes que firmaron el acuerdo de paz de 2015 para el norte del país han lanzado una operación conjunta contra Estado Islámico tras el repunte de los ataques por parte del grupo yihadista, en medio del aumento de la inseguridad y ante la posibilidad de que el tratado de paz termine de colapsar.
Según las informaciones recogidas por la emisora francesa Radio France Internationale, los grupos del Marco Estratégico Permanente (CSP, según sus siglas en francés) –que integra a antiguos rebeldes tuareg y a miembros de milicias progubernamentales– han lanzado la ofensiva con cerca de 2.500 efectivos tras las últimas matanzas por parte de Estado Islámico.
“Iremos allá donde Estado Islámico cometa masacres para garantizar la seguridad de los civiles y sus bienes, los movimientos de los desplazados y demostrar que los grupos firmantes están presentes y que el Grupo de Apoyo para el Islam y los Musulmanes (JNIM) no es una alternativa”, ha dicho un miembro del CSP.
Así, ha denunciado que el JNIM, rama de Al Qaeda en Malí, ha lanzado “una campaña de reclutamiento” entre las comunidades tuareg que residen en el norte de Malí, después de meses de debates sobre la posibilidad de que las partes del CSP aunaran fuerzas para lanzar operaciones conjuntas de mayor amplitud.
Finalmente, la decisión ha sido adoptada tanto por el repunte de los ataques como por la ausencia de una implicación de militares malienses y los mercenarios del Grupo Wagner desplegados en la zona, a pesar de los llamamientos en este sentido por parte del Movimiento por la Salvación del Azawad (MSA), uno de los principales firmantes del acuerdo de paz.
“Las unidades serán movilizadas contra todo lo que pueda suponer una amenaza inmediata”, ha indicado otro miembro del CSP, que sin embargo ha reiterado que mantiene su compromiso con el acuerdo de 2015, algo que también ha hecho la junta militar maliense, a pesar del aumento de las tensiones.
En este sentido, la mediación internacional ha mostrado su “profunda preocupación” por las “graves dificultades” que atraviesa el proceso de paz, antes de desvelar que durante las últimas semanas ha “intensificado” sus interacciones con las partes.
En el marco de las mismas, el ministro de Exteriores argelino viajó en enero a Bamako para abordar la situación con las autoridades malienses y otras partes firmantes, tras lo que una delegación de la mediación se reunió el 1 de febrero en Kidal con representantes de la Coalición de Movimientos del Azawad (CMA).
Posteriormente, la mediación se reunió el 13 de febrero con representantes de la Plataforma –que aglutina a grupos progubernamentales–, mientras que un día después participó en un encuentro con el ministro de Reconciliación maliense, al frente de los esfuerzos para consolidar el acuerdo de 2015.
“La mediación continuará con sus esfuerzos durante los próximos días y (…) asumirá todas las iniciativas consideradas necesarias para reunir las condiciones para retomar cuanto antes el funcionamiento de los mecanismos de seguimiento del acuerdo de paz”, ha explicado, al tiempo que ha recalcado que ello incluye una sesión de alto nivel del Comité de Seguimiento.
Así, ha hecho hincapié en que el acuerdo de 2015 “sigue siendo la base más viable para la restauración de la paz y la promoción duradera de la reconciliación y la concordia en Malí” y ha pedido a todas las partes “comprensión y total cooperación”.
Por último, ha alertado de la “amenaza terrorista” y “el sufrimiento indecible sufrido por la población”, por lo que ha pedido “un compromiso renovado por parte de todas las partes firmantes, así como redoblar esfuerzos para lograr la confianza necesaria para reiniciar el proceso de paz”.
“En este contexto, la mediación internacional insta a todos los actores involucrados a abstenerse de declaraciones o actos que puedan aumentar las tensiones y complicar los esfuerzos en curso”, ha zanjado a través de un comunicado.
PROBLEMAS EN EL ACUERDO DE PAZ
El CSP anunció a finales de diciembre la suspensión de su participación en el acuerdo de paz y pidió un proceso de mediación internacional en un lugar neutral ante lo que describió como una falta de voluntad de la junta para cumplir con lo pactado.
Con el Acuerdo de Argel de 2015 firmado entre el Gobierno y los grupos separatistas tuareg, estos pasaron a formar parte de las Fuerzas Armadas, se selló un alto el fuego y se propuso dotar de más competencias a la parte septentrional de Malí, así como la creación de una fuerza de seguridad regional y un plan de desarrollo.
Los rebeldes tuareg se han levantado en armas hasta cuatro veces en 50 años para conseguir, en unos casos, mayor autonomía o, en otros, directamente la independencia de Bamako. El último levantamiento tuvo lugar en 2012, si bien fue rápidamente secuestrado por grupos yihadistas que avanzaron hacia el centro del país africano.
A pesar de la declaración de independencia formulada entonces por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA), ni Malí ni la comunidad internacional reconocieron el paso dado por el grupo tuareg, y finalmente el avance de los yihadistas provocó la intervención militar francesa, que provocó su repliegue.
El despliegue francés llegó a su fin el año pasado en medio de las tensiones con la junta militar que domina la política maliense tras los golpes de Estado de agosto de 2020 y mayo de 2021, que han derivado en un acercamiento de Bamako a Rusia, incluido el despliegue de mercenarios del Grupo Wagner.
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