Guterres condena la violencia contra civiles y reitera su llamamiento a deponer las armas
MADRID, 8 (EUROPA PRESS)
El Ejército de República Democrática del Congo (RDC) ha acusado este martes al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) de violar el alto el fuego que había sido anunciado este martes con el objetivo de “abrir la vía a un diálogo directo” con el Gobierno congoleño para intentar alcanzar un acuerdo de paz.
“Las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC) vuelven a poner en conocimiento de la opinión nacional e internacional una nueva violación no solo del alto el fuego, sino también del Derecho Internacional Humanitario por parte del Ejército ruandés al amparo del M23”, se lee en un comunicado.
El teniente coronel Guillaume Ndjike Kaiko ha indicado que el M23 ha atacado la posición del Ejército congoleño en la localidad de Karuba, situada en la provincia de Kivu Norte, agregando que “la lucha está en marcha”. Además, ha denunciado ataques durante la jornada del lunes en la localidad de Sake contra varias bases militares, incluida una de la Misión de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO).
“Ante los crímenes de lesa humanidad (…) y esta enésima violación de la voluntad de jefes de Estado”, las FARDC han apelado a la comunidad internacional “para tomar nota de estos graves hechos y extraer todas las consecuencias necesarias”.
GUTERRES PIDE RESPETAR EL ALTO EL FUEGO
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha condenado este martes “toda la violencia contra civiles” y ha “renovado su llamamiento a todos los grupos armados congoleños y extranjeros para que depongan las armas”.
El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, ha comunicado que el secretario general ha vuelto a pedir al M23 “que respete la cesación del fuego a fin de crear las condiciones para su retirada total y efectiva de todas las zonas ocupadas en el este de la República Democrática del Congo”.
El M23 anunció este martes la entrada en vigor de un alto el fuego, indicando que la decisión va en línea con los resultados de los contactos mantenidos en Angola y “las decisiones adoptadas en diferentes cumbres regionales” en Burundi, Kenia y Etiopía, “todas ellas destinadas a encontrar una solución pacífica al conflicto en marcha en el este de RDC”.
El grupo rebelde está formado principalmente por tutsis congoleños y opera principalmente en la provincia de Kivu Norte. Tras un conflicto entre 2012 y 2013, RDC y el grupo firmaron en diciembre un acuerdo de paz. En dichos combates, el Ejército de RDC contó con apoyo de tropas de Naciones Unidas.
El grupo lanzó una nueva ofensiva en octubre de 2022, recrudecida a partir de noviembre, lo que ha provocado una crisis diplomática entre RDC y Ruanda por su papel en el conflicto. Expertos de la ONU apuntaron en diciembre a la existencia de “pruebas sustancias” sobre una “intervención directa” del Ejército ruandés en el conflicto.
Igualmente, destacaron una colusión entre el Ejército congoleño y varios grupos armados, incluidas las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) y los mai-mai, para combatir al M23, incluida la propuesta de grupos armados de “movilizar a 600 combatientes” para reforzar las filas de las Fuerzas Armadas.
Ruanda ha acusado a RDC de apoyar a las FDLR –un grupo armado rebelde fundado e integrado principalmente por hutus responsables del genocidio de 1994 en Ruanda– y de utilizar a las milicias mai-mai –milicias nacionalistas congoleñas formadas para defender su territorio tribal frente a los numerosos grupos rebeldes activos desde los noventa– en el marco del conflicto. Asimismo, ha denunciado discriminación y actos de odio contra la minoría tutsi en el país vecino.
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