MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El racismo, la xenofobia y la discriminación son factores fundamentales que influyen en la salud en todo el mundo, pero hasta ahora han sido pasados por alto por los investigadores, los políticos y los profesionales de la salud, según una nueva serie de cuatro artículos publicada en la revista científica ‘The Lancet’.
“El racismo y la xenofobia existen en todas las sociedades modernas y tienen profundos efectos en la salud de las personas desfavorecidas. Mientras no se reconozca universalmente que el racismo y la xenofobia son importantes factores determinantes de la salud, las causas profundas de la discriminación permanecerán en la sombra y seguirán provocando y agravando las desigualdades sanitarias”, ha comentado el autor principal, el profesor Delan Devakumar, de la University College de Londres (UCL, Reino Unido).
Los autores apuntan que en todas las enfermedades, desde el cáncer hasta las enfermedades cardiovasculares, pasando por la COVID-19, la casta, la etnia y la raza suelen figurar como factores de riesgo. “Sin embargo, los profesionales de la salud y los investigadores no han estudiado suficientemente las razones por las que las personas pertenecientes a minorías corren un mayor riesgo de contraer enfermedades, y se tiende a suponer que estas desigualdades están determinadas genéticamente y son inmutables”, lamentan.
La serie de artículos cuestiona esta noción, junto con el argumento de que cualquier disparidad puede explicarse por patrones de privación socioeconómica entre grupos raciales y étnicos minorizados; en su lugar, hace hincapié en “el importante papel de las respuestas fisiológicas causadas por la discriminación pasada y presente a la hora de explicar las desigualdades raciales en materia de salud”.
“A nivel individual, la discriminación puede activar las respuestas hormonales y al estrés del organismo, causando potencialmente cambios biológicos a corto y largo plazo. La discriminación también configura los entornos vitales y sienta las bases de muchos de los factores de riesgo asociados a la mala salud, como la exposición a viviendas de mala calidad, la privación y la violencia en los barrios, la contaminación atmosférica y el acceso limitado a espacios verdes y alimentos nutritivos. Además, la discriminación limita las oportunidades que tienen las personas de mejorar su salud y bienestar a través de la educación formal, el ocio, el empleo y la atención sanitaria”, esgrimen.
“La discriminación afecta a la salud de muchas maneras, que a menudo han sido difíciles de medir porque los efectos de la discriminación pueden aparecer durante largos periodos de tiempo. Sin embargo, las pruebas existentes sugieren que las repercusiones biológicas directas e indirectas de la discriminación son un factor importante de las desigualdades raciales en materia de salud en todo el mundo, y no las diferencias genéticas, como a menudo se ha supuesto debido a nociones erróneas de las diferencias raciales. A nivel social, la discriminación es costosa e inflige traumas colectivos. Pedimos el reconocimiento inequívoco del racismo, la xenofobia y la discriminación como determinantes fundamentales de la salud, como ya ocurre con los factores políticos, sociales y económicos. Hacemos un llamamiento a académicos, científicos y profesionales de la salud para que modifiquen activamente esta relación entre grupos minorizados y resultados sanitarios desiguales”, ha resaltado Sujitha Selvarajah, otra de las autoras.
Más allá de las medidas que atenúen los efectos del racismo y la xenofobia en la salud, los responsables de los artículos ven necesaria una acción “más amplia y profunda para transformar los sistemas existentes que sostienen y reproducen el racismo y la xenofobia”.
Los autores sugieren que ese cambio puede lograrse mediante la aplicación de intervenciones de salud pública antirracistas. Por ejemplo, instan a realizar programas de educación temprana que reduzcan los prejuicios hacia los grupos discriminados, la mejora de la sensibilidad cultural de los profesionales sanitarios y el refuerzo de las prestaciones de la seguridad social.
“En los últimos años hemos sido testigos de la persistencia del colonialismo en la actualidad. La pandemia de COVID-19 vio cómo el acceso a vacunas que salvan vidas se estructuraba según criterios coloniales y raciales, con los países de renta alta del Norte Global recibiendo un acceso privilegiado a vacunas que salvan vidas. Las últimas estimaciones sugieren que, mientras que en Europa el 70 por ciento de la población se ha vacunado al menos una vez, esta cifra sigue siendo de sólo el 32 por ciento en África. En el contexto de la crisis climática se está produciendo una situación demasiado familiar, ya que las poblaciones minoritarias ya se están viendo afectadas negativamente por los efectos del cambio climático sobre la salud, a pesar de ser a menudo las que menos contribuyen a las emisiones históricas de dióxido de carbono. A menos que tomemos medidas para transformar los sistemas que sostienen el racismo y la xenofobia, no podremos hacer frente en su totalidad a las desigualdades raciales en materia de salud ni, de hecho, a los mayores retos sanitarios de nuestros días”, ha remachado el doctor Gideon Lasco, de la Universidad de Filipinas.
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