MADRID, 29 (SERVIMEDIA)
El ‘think tank’ Oikos plantea la creación de un sistema progresivo de dividendos climáticos que supondría que cada persona residente en España reciba entre 25 y 200 euros al año procedentes del dinero que pagan las empresas más contaminantes, una iniciativa que, con sus particularidades, se aplica ya en Austria, Canadá y Suiza.
Esa propuesta está detallada en el informe ‘Dividendos climáticos. ¿Cómo impulsar la transición energética justa para lograr un mayor apoyo social?’ y supone una aportación hacia una transición energética justa e inclusiva.
El Gobierno español debe presentar a la Comisión Europea un Plan Social para el Clima antes del próximo 30 de junio. Oikos propone utilizar parte de los ingresos del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés) de la UE -con el que las empresas más contaminantes, sobre todo eléctricas e industriales, pagan por expulsar emisiones de gases que calientan el planeta- para ese dinero llegue a los ciudadanos.
Oikos sugiere que las familias recibirían pagos directos anuales ajustados por criterios como la residencia (zonas rurales, intermedias o urbanas), la composición familiar, los niveles de ingresos y las fluctuaciones del precio de carbono.
DIFERENTES INGRESOS
La propuesta de ‘renta climática universal’ parte de un presupuesto anual estimado de 4.137,78 millones de euros, que supera los ingresos disponibles del ETS, y está inspirada en el modelo austríaco, si bien incorpora diferencias según los ingresos para asegurar que las personas con menos recursos reciban proporcionalmente más.
El informe de Oikos, recogido por Servimedia, indica que una persona adulta que vive en un pueblo recibiría 200 euros anuales, la cantidad máxima, mientras que un niño en una ciudad obtendría 25 euros, que es el importe mínimo.
Un hogar de dos adultos y una persona dependiente cobraría entre 125 y 500 euros al año, dependiendo de si reside en zonas rurales o urbanas, la edad de sus miembros y las fluctuaciones del precio del carbono.
Un adulto de zona rural recibiría 200 euros, que bajaría a 150 si vive en un área intermedia y a 100 si reside en un lugar urbano. En el caso de los menores, los importes serían 100, 75 y 50 euros, respectivamente.
Este sistema evita que el peso de la transición ecológica recaiga principalmente sobre los consumidores y aumenta el apoyo social a las políticas de descarbonización.
“Se conseguiría invertir la percepción negativa de los ciudadanos de a pie de calle de que las políticas climáticas son esfuerzos concretos e inmediatos con beneficios difusos y futuros. Con el dividendo, se invierte el esquema: los beneficios son tangibles en el presente y el esfuerzo está distribuido a lo largo del tiempo”, según Toni Timoner, cofundador de Oikos y coordinador del informe.
OTROS EJEMPLOS
El manejo de los ingresos generados por los precios del carbono que pagan las empresas más contaminantes reflejan prioridades variadas. En algunos lugares del mundo se destina la mayor parte de los ingresos generados por la tarificación del carbono a proyectos ambientales, mientras que en otros se opta por reintegrarlos a los ciudadanos a través de transferencias directas o integrándolos en sus presupuestos generales.
Austria, por ejemplo, ha priorizado transferencias sociales con el Klimabonus, mientras que Canadá devuelve el 90% de los ingresos directamente a los hogares optando por un esquema de pagos directos trimestrales y Suiza utiliza los ingresos para reducir costes en el seguro médico.
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