MADRID, 24 (EUROPA PRESS)
Un estudio realizado por investigadores del King’s College London (Reino Unido), y financiado por la British Heart Foundation, muestra que los niños de 3 años eran más propensos a presentar factores de riesgo de futuras enfermedades cardíacas si su madre era clínicamente obesa durante el embarazo. Los investigadores señalan que intervención conductual en el estilo de vida de estas mujeres reduce ese riesgo.
En el Reino Unido, más de la mitad de las mujeres que asisten a atención prenatal tienen sobrepeso u obesidad clínica. Cada vez hay más evidencia que sugiere que la obesidad en el embarazo está asociada con la disfunción cardiometabólica en los niños y que la enfermedad cardiovascular grave puede comenzar en el útero.
El ensayo, que ha sido publicado recientemente en el ‘International Journal of Obesity’, asignó al azar a mujeres con obesidad (un IMC de más de 30 kg/m2) al principio del embarazo a una intervención de dieta y ejercicio o a la atención estándar del embarazo.
La intervención incluyó asesoramiento personalizado, restricción de la ingesta dietética de grasas saturadas, consumo de alimentos con bajo índice glucémico como verduras y legumbres, actividad física moderada y monitorizada y herramientas para registrar el ejercicio. El brazo de intervención vio mejoras en el aumento de peso durante el embarazo, la actividad física, una dieta más saludable y un perfil metabólico más saludable durante el embarazo.
El seguimiento de los niños a los tres años de edad mostró que los hijos de mujeres con obesidad clínica tenían evidencia de remodelación cardíaca, un factor de riesgo para futuras enfermedades cardiovasculares. Los cambios incluyeron aumento del grosor del músculo cardíaco, frecuencia cardíaca elevada en reposo, evidencia de deterioro temprano de la función de relajación del corazón y aumento de la actividad nerviosa simpática (respuesta de “lucha o huida”) en comparación con las mujeres de peso normal. Los hijos de mujeres que fueron asignadas al brazo de intervención estaban protegidos de estos cambios tempranos en la estructura y función del corazón.
“La obesidad materna parece tener un impacto adverso en el desarrollo del sistema nervioso fetal y el desarrollo del corazón del feto, que es evidente hasta los 3 años de edad. Una intervención compleja en el estilo de vida durante el embarazo se asoció con la protección contra la remodelación cardíaca en los bebés. Podemos suponer que estos cambios en el corazón y su función empeorarán con el tiempo, poniendo al niño en mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en el futuro”, señala el líder del estudio, el doctor Paul Taylor, del King’s College London.
El estudio sugiere que la obesidad materna puede tener un impacto duradero en la salud cardiovascular del niño. La promoción de cambios en la dieta y la actividad física durante el embarazo puede reducir este riesgo.
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