MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
La Plataforma de Infancia ha puesto en marcha la campaña #PubliConCoco para pedir al Gobierno y al Ministerio de Consumo una normativa “específica y eficaz” que regule la publicidad de alimentos dirigida a niñas, niños y adolescentes ya que, según advierten, nueve de cada 10 de estos anuncios son de productos poco saludables.
“Actualmente no existe una normativa específica para este tipo de publicidad, tan solo hay un código de corregulación que no es de obligado cumplimiento. Un modelo que ha demostrado ser ineficaz para promover una alimentación saludable”, ha avisado la responsable de Incidencia Política de la Plataforma de Infancia, Almudena Escorial.
Por ello, desde la Plataforma proponen más medidas como la aprobación de una norma vinculante que regule la publicidad de alimentos dirigidos a menores, la prohibición de publicidad de alimentos y bebidas no saludables cuyo público sea la infancia y la adolescencia, o el establecimiento de un régimen sancionador que garantice su cumplimiento, como han hecho otros países de la Unión Europea como Portugal.
“La evidencia científica es clara en este sentido, cuanta más publicidad de alimentos no saludables, mayor consumo, sobre todo en la infancia y la adolescencia”, ha advertido Escorial, al tiempo que ha explicado que, ante una alimentación poco saludable rica en grasas saturadas, azúcares refinados y alimentos procesados, hay un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como: obesidad, diabetes, hipertensión arterial o colesterol elevado.
Según recuerda, España es uno de los países de la Unión Europea en los que la tasa de riesgo de pobreza infantil y la de obesidad muestran una correlación más alta pues el porcentaje de niñas, niños y adolescentes con obesidad se duplica en los hogares con menos ingresos (un 23,7 %) en comparación con los que tienen unos ingresos más elevados (un 10,5 %).
Ante esta situación, la Plataforma de Infancia, a través de su estrategia de participación ‘La Infancia Opina’, puso en marcha un proceso participativo con niñas, niños y adolescentes de entre 4 a 17 años para hacer llegar sus propuestas sobre esta cuestión, para que se les tenga en cuenta y aportar su visión.
Entre sus propuestas, destacan: que los componentes dañinos de alimentos y bebidas estén más claros en el etiquetado, que se organicen charlas en los centros escolares sobre la publicidad de alimentos o que los reglamentos sean más estrictos.
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