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Personas con daño cerebral exigen que se considere las consecuencias no visibles en el nivel de discapacidad

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MADRID, 29 (SERVIMEDIA)

La Federación Española de Daño Cerebral (Fedace) reclama que las valoraciones para el grado de discapacidad recojan todas “secuelas invisibles” (cognitivas o de comportamiento) de las personas con Daño Cerebral Adquirido (DCA) para “valorar correctamente” el caso de cada paciente y no tener sólo en cuenta las lesiones físicas.

Así se puso de manifiesto en un nuevo diálogo celebrado esta semana en la sede de Servimedia con motivo del Día del Daño Cerebral Adquirido (DCA), cuyo lema es ‘El valor de lo que no se ve’.

Participaron en el encuentro la presidenta de Fedace, Ana Cabellos; la coordinadora del Programa para la Promoción de la Autonomía Personal en la Fundación de daño cerebral adquirido Ateneu-Castellón, Ana Aznar Ibáñez; el abogado y presidente de la asociación Neurolegal, Abelardo Moreno, y la trabajadora social de Fedace Clara Dehesa. Todas las intervenciones fueron moderadas por el director general de Servimedia, José Manuel González Huesa.

Además, durante la segunda mesa redonda compartieron sus experiencias la neuropsicóloga de la Asociación de Daño Cerebral de Navarra (Adacen) Leire Tirado y Teodoro Abajo Pérez, persona con DCA que acude diariamente a su sede a recibir terapia.

Actualmente a las personas con daño cerebral adquirido se les reconoce una “discapacidad física”, lo que supone un problema para los afectados. “Nos imposibilita acceder a muchísimas ayudas” en el ámbito laboral, explicó la presidenta de Fedace. “Al final, la física es casi la que menos tenemos” y añadió que “las discapacidades cognitivas y las emocionales son de las más importantes del DCA y las que generan más dependencia”, subrayó Cabellos.

Actualmente el daño cerebral es una de las principales causas de discapacidad en España. Se trata de una “discapacidad emergente” que ya afecta a más de 500.000 personas en España. Sin embargo, dicha patología “no supone obligatoriamente una discapacidad física”. Por ello, aparece un nuevo perfil de personas con daño cerebral con “discapacidades invisibles” que requieren cuidados y comprensión, destacó Ana Aznar.

“Sus secuelas son más leves y tienen menos necesidad de apoyos continuados, ya que tienen cierto potencial para ser más independientes en su contexto natural. Pero las secuelas invisibles producen una merma en su funcionalidad y en su calidad de vida; muchas de estas personas no tienen discapacidades a nivel motor, aunque sí presentan esas alteraciones que no se visualizan”, recalcó.

NUEVO BAREMO DE DISCAPACIDAD

El nuevo baremo de la discapacidad, que entró en vigor el 20 de abril del 2023, supone algunas ventajas de cara al DCA. Una de ellas es que ahora “se permite que la persona con daño cerebral pueda ir acompañada a la valoración de la discapacidad”, lo que puede hacer visibles más fácilmente los problemas de atención o conducta.

Además, la nueva normativa permite “participar a la sociedad civil de la discapacidad, a través de los de los comités de representación”, muy útiles en el caso de esta patología.

No obstante, según la trabajadora social Clara Dehesa, el DCA tiene un fuerte impacto en las relaciones sociales, el empleo y el ocio que en algunos casos salen a la luz cuando la persona ya ha salido del entorno sanitario. “Esto siempre especialmente importante cuando la persona tiene un daño cerebral severo y no va a poder beneficiarse directamente de recursos de rehabilitación” destacó.

Por otra parte, el abogado Abelardo Moreno destacó que los centros base de discapacidad tampoco cuentan con medios suficientes para valorar las secuelas cognitivas y de comportamiento. Por eso, remarcó la importancia de los informes neuropsicológicos para la correcta valoración de la discapacidad y también para las reclamaciones ante los tribunales.

Desde la Asociación Neurolegal, defienden que los fallos en la memoria, la atención y la planificación son una barrera para desempeñar cualquier tipo de trabajo, síntomas que presentan muchos afectados por DCA. “Un trabajador que no puede mantener un foco atencional durante más de 15 minutos o no puede alternar la atención de una tarea a la otra sin olvidar lo que estaba haciendo (lo que se llama memoria de trabajo), está impedido para la realización de cualquier actividad laboral continuada y con rendimiento”, concluyó Moreno.


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