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Una madre acogente de menores migrantes en Canarias: “es la mejor decisión que he tomado en mi vida”
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 23 (EUROPA PRESS)
El acogimiento es otra forma de darle un hogar a un menor migrante extranjero que arriba a las costas de Canarias, si bien es una alternativa relativamente nueva en el caso de los inmigrantes, ya que se produce cuando empiezan a llegar de forma más masiva al archipiélago. Davinia, una de las primeras madres acogente de dos menores migrantes en las islas, asegura que a pesar de ser un procedimiento “muy duro”, es la “mejor decisión” que ha tomado en su vida.
Canarias tiene tutelados actualmente 5.855 menores extranjeros no acompañados, según datos facilitados a Europa Press por la Consejería regional de Bienestar Social.
En este sentido, la Asociación SUMAS, que está dedicada al trabajo con infancia, juventud y familias, y colabora con el Gobierno canario en el acogimiento especializado de menores tutelados con características específicas como pueden ser diversidad funcional, necesidades relacionadas con la salud mental y de adaptación social, en el año 2024 atendieron en acogida a 152 menores, de los que alrededor del 16 por ciento eran migrantes.
La trabajadora social y responsable de SUMAS en Gran Canaria, María Bueno, ha explicado a Europa Press que en el caso del acogimiento en Canarias “no hay una diferenciación” entre menores migrantes y nacionales, de forma que cualquier persona que quiera acoger a uno, independientemente de su nacionalidad, lo que tiene que hacer es llamar al 012 y pedir cita con el programa de acogimiento familiar. “El proceso es el mismo mientras sea un menor de edad que está en Canarias y esté tutelado por la administración pública”, matiza.
Una vez la persona que quiere formar parte de ese programa de acogimiento familiar tiene su cita, lo que le va a dar en un primer momento un técnico de la Dirección general de Infancia es la información básica sobre el programa y le explicarán que hay dos tipos de acogimiento: el ordinario y el especializado.
La diferencia entre uno y otro, explica María, se encuentra en que el ordinario es el de menores que están tutelados por la administración, mientras que el especializado son menores con unas “características específicas” como puede ser discapacidad, trastornos del comportamiento, problemas sanitarios, salud mental, entre otros, y ahí puede haber tanto menores migrantes como nacionales.
VÍNCULO PREVIO
Sin embargo, en los últimos años ha ocurrido, al menos en Canarias, que si se constata que una persona o familia tiene un vínculo previo con un menor que está siendo tutelado, se puede acoger a ese menor, aunque “previamente hay que asegurarse de que realmente haya un vínculo, que ambas partes quieren estar en acogimiento”.
En este sentido, María admite que el acogimiento por “vínculo o cualificada relación, es decir, que haya un vínculo previo, es algo relativamente nuevo”, que lleva “pocos” años, aún así igualmente, incide, en que si se quiere acoger a un menor que ya se conoce, hay que llamar al 012 y hacer el mismo procedimiento.
De este modo, cuando se ha dado el primer paso para acoger a un menor y se obtiene la información básica desde la administración pública, el siguiente paso será presentar una solicitud, con la documentación que se pide, y que posteriormente se derivará a una de las entidades que forman y prevaloran a la familia, siendo en el caso de los acogimientos ordinarios Aldeas Infantiles y en los especializados SUMAS en Canarias.
La formación que suele durar un mes, subraya, “es un requisito indispensable” porque permite profundizar en lo que es el acogimiento, el perfil de los chicos y el papel de los acogentes. Una vez concluye esta parte, se pasa a la prevaloración de idoneidad, incluso habiendo un vínculo, ya que hay que “saber que cumple con los requisitos”.
Esta prevaloración, explica, lleva una parte a nivel psicológico y otra social, determinando en lo social que el domicilio sea “adecuado”, exista una economía “estable” y una red de apoyo; mientras que a nivel psicológico se valoran las capacidades parentales y la estabilidad emocional, siendo esto último “mucho más abierto”. Finalmente será la dirección general “quien, en última instancia, otorga la idoneidad o no”.
“SE BUSCAN ACOGIMIENTOS DE CALIDAD”
“Al final lo que se busca son acogimientos de calidad, no de cantidad, acogimientos que duren y que sean beneficiosos para ambas partes, sobre todo para el niño o la niña”, apostilló para agregar que en el caso de los especializados “no solo el menor tiene que tener unas características” determinadas, sino que las familias acogentes tienen que tener “formación o experiencia específica” en relación a lo que tiene el niño para que se le pueda dar una “atención adecuada y más rápida”.
Por ejemplo, un menor con problemas de salud como puede ser una cardiopatía, pues se valorará que un miembro de la familia acogente tenga experiencia sanitaria.
En el caso de los menores inmigrantes que tiene SUMAS para acoger proceden mayoritariamente de Senegal, Nigeria, Mali y Marruecos, y aunque el groso de jóvenes para acoger son nacionales, la responsable de esta asociación en Gran Canaria admite que “cada vez hay más familias que llaman solicitando acoger a menores migrantes”.
Señala que el tiempo que se está tardando en el procedimiento de acogimiento, desde que una familia solicita esa cita en el 012 hasta que tiene un menor en casa, está en una media de un año.
“ES LA MEJOR DECISIÓN QUE HE TOMADO EN MI VIDA”
Davinia Medina es mamá soltera de dos jóvenes que llegaron a Canarias en patera y a los que conoció, junto a otros tres chicos, en un instituto de Las Palmas de Gran Canaria donde impartía la asignatura de música. Es así como comienza su historia con Banyugu, que procede de Mali, y Lasana, que llegó desde Senegal.
Será durante ese curso escolar 2021/22 cuando se produzca un vínculo especial, ya que eran niños con “muchas necesidades”, que “no” tenían apoyo idiomático en el centro, por lo que comienza a ayudarles en los recreos con el español, llegándose a plantear acoger a los cinco menores migrantes aunque finalmente le darán a Banyugu y Lasana.
Sin embargo al ponerse en contacto con SUMAS, le explican el procedimiento y comienza con la solicitud para entrar a formar parte del acogimiento, pero el tiempo de espera entre que pide acoger y le dan al menor, aseguró en conversación con Europa Press, ha sido “muy duro”, principalmente por la Dirección general de Infancia en Gran Canaria en el año 2021/2022, ya que “no” le “facilitaron nada” aunque admite que las cosas “están funcionando de otra manera”.
Davinia lamentó el tiempo que transcurre entre la entrega de la documentación y la respuesta de la administración, afirmando que presentó muchas reclamaciones porque “no entendía” que la persona que estaba al frente de los menores migrantes “no” le ayudara y “no” le agilizara el proceso “cuando realmente a estos niños nadie los quiere, porque no quieren a niños de esas edades” –adolescentes–.
“Si yo hubiese sido otra persona, a los dos meses de todo este procedimiento manda todo esto a tomar por saco. Pero ¿qué pasa? Que estos niños eran mi vida (…) Me había involucrado tanto en ellos que yo decía: tengo que tirar para adelante como sea”, admite.
Finalmente consigue que Banyugu vaya a vivir con ella al año aproximadamente de empezar el proceso, en el año 2023; y, seis meses más tarde, empieza de nuevo el procedimiento para conseguir acoger a Lasana, para lo que pasó otro año. Actualmente Banyugu tiene 18 años y Lasana, 16.
Davinia destaca de ellos que son niños con “cero maldad” y “muy buenos” estudiantes, ya que actualmente están en FP de grado medio de turismo y carpintería. Resalta que hay que darles seguridad y apoyo porque son jóvenes con “muchas ganas” de aprender.
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