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ONG alertan de que las políticas hídricas amenazan de muerte a los humedales, ecosistemas clave para la biodiversidad

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España ha perdido entre el 60 y el 70 por ciento de sus humedales desde principios del siglo XX hasta 1980

MADRID, 1 (EUROPA PRESS)

Las políticas de gestión del agua están llevando a los humedales españoles a una situación de “grave peligro” debido, entre otras causas al regadío desmedido, el uso ilegal del agua, la contaminación y las alteraciones hidromorfológicas o los cambios de uso de suelo, a menudo vinculados a un modelo agrícola intensivo, según denuncian las ONG ambientales que recuerdan la importancia clave para la biodiversidad de estos ecosistemas.

Con motivo de la celebración del Día Mundial de los Humedales, este 2 de febrero, Ecologistas en Acción considera que las administraciones públicas son las responsables del grave deterioro al que se enfrentan estos enclaves y reclama que conservar la biodiversidad y proteger los humedales sea una cuestión trasversal a todas las políticas sectoriales.

En la efeméride, la ONG ha organizado una veintena de actos para reivindicar la protección de estos espacios y recuerda la importancia de celebrar el aniversario de la firma del Convenio Ramsar, en la ciudad iraní del mismo nombre, con el fin de garantizar la correcta conservación de los humedales.

En ese sentido, subraya que los humedales son ecosistemas de refugio y hogar de una gran biodiversidad y contribuyen notablemente a la mitigación y adaptación al cambio climático. Asimismo, reivindica que son “esenciales” para la supervivencia humana, ya que incluyen algunos de los ecosistemas más productivos del mundo y proporcionan importantes procesos ecosistémicos que producen innumerables beneficios y, a pesar de ello, están amenazados a nivel global.

Según estimaciones globales de la ONU, desde 1970 han desaparecido hasta el 35% de los humedales del mundo. Desde el siglo XVIII esta cifra se eleva hasta el 87%. En el caso de España las cifras oscilan entre el 60 % y el 70 % de pérdida de patrimonio húmedo desde principios del siglo XX hasta los años 80 del mismo.

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España tiene declaradas 76 zonas húmedas dentro del Convenio Ramsar de los cuales solo el 12 por ciento presenta un buen estado. Ecologistas en Acción reclama al Gobierno que aumente el catálogo de humedales inscrito en el convenio y políticas urgentes y reales de protección y gestión que garanticen su conservación.

Los dos primeros humedales españoles dentro del Convenio Ramsar fueron las Tablas de Daimiel y Doñana que están, según las ONG en un “lamentable” estado de conservación.

Ecologistas en Acción insiste en que detener la pérdida de biodiversidad debe ser una prioridad gubernamental que marque la agenda de la gestión del agua, la agricultura, la economía, el comercio y la planificación territorial en toda institución para revertir el estado de degradación de los humedales españoles.

Por su parte, Greenpeace denuncia que pese a que los humedales son “imprescindibles” para la biodiversidad y para el ser humano, España ha demostrado ser un país que ha despreciado estas joyas. Las figuras de protección con las que cuentan son “insuficientes” o quedan “directamente sobre el papel” y lamenta que de “semejante aniquilación” no se ha librado siquiera los mayores humedales del país.

En concreto, cita el mal estado de la laguna de Antela (Orense), que estuvo entre las tres lagunas interiores más grandes de la península, junto a la de La Janda (Cádiz) y La Nava (Palencia). Las tres fueron desecadas en los años sesenta del pasado siglo para favorecer la implantación de la agricultura intensiva, sin duda, uno de los mayores atentados ecológicos contra nuestros humedales.

La voracidad y destrucción, sin embargo, no ha terminado y actualmente se encuentran en seria amenaza de desaparecer otros tres humedales o lagunas únicos e irremplazables, el Mar Menor (Murcia), y los Parques Nacionales de Doñana (Andalucía) y las Tablas de Daimiel (Ciudad Real).

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El responsable de la campaña de aguas de Greenpeace, Julio Barea, asegura que es necesario cambiar la política hidráulica tradicional, centrada en la ejecución de grandes obras; luchar contra el grave estado de contaminación que sufren nuestras aguas continentales; implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos; cerrar el más de millón de pozos ilegales repartidos por todo el territorio; adoptar políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa; aumentar el presupuesto de gestión forestal que tenga, como centro de la planificación, la protección de los recursos hídricos (ecohidrológica) como medida efectiva de adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático y, por tanto, para la protección de suelo y agua.

Además, el responsable de agua de Greenpeace pide una hoja de ruta para incrementar la superficie dedicada a la agricultura ecológica y el uso de variedades locales adaptadas al clima; reconvertir el regadío intensivo y superintensivo en explotaciones sostenibles, diversificadas y de bajo consumo de agua y prohibir los nuevos proyectos de ganadería industrial y reducir la cabaña ganadera intensiva a la mitad en 2030.

En la misma línea, WWF pide acabar con el robo del agua, en particular en Daimiel, Doñana y Mar Menor para salvar estos ecosistemas y aunque reconoce las acciones iniciadas para su restauración como un primera paso importante, avisa de que son insuficientes si las administraciones no adoptan medidas urgentes para acabar definitivamente con el robo del agua y la sobreexplotación que amenaza desde hace décadas a estos humedales de importancia internacional. En concreto, denuncia que entre las tres zonas, el riego procedente de agua extraída de manera ilegal cubre 64.000 hectáreas de cultivos.

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La responsable del programa de Agua de WWF, Teresa Gil, ha valorado que para lograr los objetivos planteados por el Gobierno en el Plan Estratégico de Humedales en 2030 se necesitan “medidas más contundentes y ambiciosas que acaben con el desastre ecológico”.

“La falta de agua en humedales icónicos como Daimiel, Doñana o de agua de calidad como en el Mar Menor no podrá solucionarse solo inyectando miles de euros en acciones de restauración, si no acabamos primero con el principal problema que amenaza su supervivencia: el robo del agua y su sobreexplotación”, ha indicado.

En común para estos humedales, WWF exige a los gobiernos autonómicos y al Gobierno de España que cierren hasta el último pozos ilegal, que reduzcan la superficie de regadío, cierre cultivos y garantice que los cultivos proceden de agua ‘legal’.

“Los humedales no son simplemente grandes charcas para patos que se pueden restaurar con obras hidráulicas y con tuberías que traigan agua de otros sitios. Son ecosistemas complejos, que aportan múltiples beneficios a la sociedad y cuya restauración requiere en primer lugar reducir la presión que ha llevado estos valiosos ecosistemas a su actual estado de degradación. Por eso, la principal herramienta para restaurar nuestros humedales es acabar con el robo del agua y devolvérsela al medio natural” concluye Teresa Gil.

Para la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, es hora de que las administraciones actúen “ya” y se pongan “manos a la obra” para salvar a los humedales. En ese sentido, pide activar ya la agenda de acutaciones del Plan de Humedales para 2030 y aprovechar para ello los fondos del Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia que contempla 1.642 millones para actuaciones en biodiversidad.


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