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MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
ONG han alertado de las “consecuencias devastadoras” de tres años de guerra en Ucrania, como los traumas y problemas psicológicos ocasionados por la amenaza de ataques aéreos, los desplazamientos, la pérdida de seres queridos, la falta de vivienda y la falta de medios de subsistencia que ha dejado a muchas familias en situación de pobreza.
“Cada alarma de ataque aéreo no sólo aumenta la ansiedad de los niños ucranianos, sino también su pérdida de aprendizaje. Para los niños que ya no tienen acceso en las escuelas, el aprendizaje a distancia se ve dificultado por la inestabilidad de las conexiones a Internet y los cortes de electricidad provocados por los ataques aéreos”, ha explicado el director de Acción contra el Hambre en Ucrania, Ionu Raita.
Además, según recuerda la ONG, el conflicto ha dificultado gravemente el acceso a los servicios sanitarios y los repetidos ataques a las infraestructuras sanitarias y la escasez de medicamentos y personal están limitando más el acceso a la atención. Para hacer frente a estos retos, Acción contra el Hambre ha creado equipos sanitarios móviles que se desplazan a zonas de difícil acceso en las regiones de Dnipro y Kharkiv.
Valeriy, médico generalista del equipo médico móvil de Acción contra el Hambre, ha trabajado durante mucho tiempo como médico de familia y como director de un ambulatorio general. “Yo mismo me he visto afectado por los ataques, ya que actualmente estoy desplazado. Soy originario de la región de Zaporijia. A causa de la guerra, también tuve que dejar mi casa, mi trabajo y mis amigos”, ha indicado.
Además, Acción contra el Hambre advierte de que con el avance de las fuerzas rusas en el segundo semestre de 2024, más de 200.000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus hogares. De aquí a 2025, la ONG, en colaboración con seis socios locales y dos internacionales, pretende llegar a 97.559 personas en cuatro áreas clave: salud, seguridad alimentaria y medios de subsistencia, apoyo psicológico, agua, higiene y saneamiento, y capacitación de las organizaciones de la sociedad civil. La ONG ha precisado que, más que nunca, el apoyo internacional a esta crisis es “crucial” para que la situación humanitaria no empeore.
Por su parte, Plan International ha advertido de las “consecuencias devastadoras” que están teniendo cinco años consecutivos de interrupciones en la educación en Ucrania por la guerra en curso y la pandemia de COVID-19, para el desarrollo y el bienestar mental de la infancia y la adolescencia del país.
ALGUNOS NIÑOS NO SABEN LEER NI ESCRIBIR CORRECTAMENTE
Según avisa la ONG, muchos menores que no pueden asistir a la escuela desarrollan problemas del habla y requieren del apoyo de un logopeda. Múltiples testimonios de docentes advierten de que algunos estudiantes de 5º y 6º curso (de entre 10 y 12 años) no saben leer ni escribir correctamente.
“Cuando tuvimos que abandonar nuestro hogar fui incapaz de ir a la escuela durante meses. No tenía portátil ni internet. Dejamos todo allí. No nos quedó nada”, dijo una de las jóvenes ucranianas entrevistadas para el informe de Plan International ‘Adolescentes en crisis: Voces de Ucrania, Polonia y Rumanía’.
Además, aunque en algunas zonas las escuelas sigan abiertas, la amenaza constante de bombardeos obliga a interrumpir las clases. Solo en Kiev, la infancia ha soportado más de 1.711 horas de alertas aéreas –el equivalente a más de 70 días o dos meses– desde el inicio de la guerra a gran escala. Plan International y sus organizaciones locales socias han transformado refugios antiaéreos en espacios de aprendizaje seguros.
Mientras, Cáritas Española ha anunciado que movilizará 8,3 millones de euros para los próximos tres años para prestar atención psicosocial y mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable. Según recuerda la ONG, tres años después del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, 12,7 millones de personas (el 36% de la población) sigue necesitando ayuda humanitaria, sobre todo en el este y sur del país. Además, 6,8 millones de refugiados siguen viviendo fuera de Ucrania, mientras que otros 4,2 millones de personas son desplazados internos.
Por otra parte, la labor social de la Iglesia advierte de que se calcula que más de un millón de familias (unos 5,5 millones de personas) no tienen empleo ni fuente de ingreso familiar alguna, una situación que unida a una tasa de inflación del 12% y a la prolongación del conflicto, ha provocado que millones de personas se encuentren viviendo bajo el umbral de la pobreza.
En este sentido, Save The Children avisa de que casi el 75% de la población tiene dificultades para llegar a fin de mes, según el Plan de Necesidades Humanitarias y Respuesta de Ucrania para 2025 dirigido por las Naciones Unidas. Otros informes de la ONU indican que las familias están recurriendo a medidas desesperadas para sobrevivir, como vender sus casas, pedir dinero a personas desconocidas, reducir el gasto en atención sanitaria o aceptar trabajos de riesgo.
Raisa (nombre ficticio), de 61 años, está criando a su nieta de 14 en uno de los 1.800 refugios colectivos de Ucrania, donde personas de diferentes edades y géneros suelen compartir habitaciones tipo dormitorio y baños y cocinas comunes. La madre de Yana murió antes de la guerra, y ahora han sido desplazadas de su hogar en la región de Donetsk. “Temo no poder ayudar a mi nieta. Es muy duro para mí. Nunca he estado en una situación así”, explica a Save The Children.
UN AUTOBÚS, CAMILLAS Y MATERIAL SANITARIO
Por su parte, la Fundación Madrina está preparando un convoy de ayuda humanitaria que saldrá a finales de marzo desde Madrid hacia el este de Ucrania, donde se concentran los frentes de guerra. Entre la lista de necesidades figuran “leche de fórmula, pañales, empapadores, gasas, camillas y mucho material sanitario y quirúrgico”. Además, quieren enviar un autobús con capacidad para más de 50 personas para labores de rescate y evacuación.
Desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han denunciado que la muerte y la destrucción son una “constante” en las vidas de miles de niños que residen en Ucrania desde el inicio de la invasión de Rusia, un conflicto que ha provocado que uno de cada cinco menores haya perdido un familiar o un amigo en los últimos años.
Así, el número de víctimas infantiles aumentó en 2024 hasta situarse en más de un 50 por ciento en comparación con 2023. Más de 2.520 niñas y niños han muerto o resultado heridos desde febrero de 2022, pero es probable que la cifra real sea mucho mayor dado que estos datos solo recogen las víctimas infantiles verificadas por la ONU, según la ONG que añade que más de 1.600 instalaciones educativas y casi 790 instalaciones sanitarias han resultado dañadas o destruidas por los ataques de estos años.
En este contexto, también destaca la asistencia que la Compañía de Jesús, a través de sus instituciones sociales, ha prestado a 127.528 personas que han huido de la guerra en Ucrania en los últimos tres años. Coordinadas por el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS Europa) y la Red Xavier, en colaboración con socios locales, estas organizaciones, bajo el programa denominado ‘One Proposal’, han proporcionado más de 612.000 servicios individuales, incluyendo ayuda de emergencia, refugio, apoyo psicosocial, educación e integración social.
El director regional del JRS Europa, Alberto Ares SJ, ha subrayado su compromiso con las personas desplazadas. “Mientras pasa otro sombrío hito y algunos responsables vacilan en su apoyo, nuestro compromiso de seguir acompañando a quienes han sido forzados a huir sigue siendo tan firme como el primer día. Seguiremos haciendo todo lo posible para apoyarles en Ucrania, en los países vecinos y en todo el continente”, ha asegurado.
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