El líder de la junta pide “seguir combatiendo a todos los que rechazan la mano tendida” al diálogo
MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
Alrededor de diez personas, entre ellas siete civiles, murieron en dos ataques ejecutados el martes por personas armadas no identificadas en el norte de Burkina Faso, sacudido desde hace años por las operaciones de grupos yihadistas.
Fuentes citadas por el portal burkinés de noticias Infowakat han indicado que los siete civiles fueron ejecutados por asaltantes en la localidad de Tassiri, situada en la región de Sahel, sin que por ahora esté claro quién ha estado detrás del ataque.
Asimismo, al menos dos militares murieron a causa de la explosión de una bomba en la localidad de Ouanobé, situada en la región de Centro-Norte. Las autoridades de Burkina Faso no se han pronunciado por ahora sobre estos incidentes.
Los sucesos tuvieron lugar apenas un día después de la muerte de al menos 35 personas por la explosión de una bomba de fabricación artesanal al paso de un convoy de vehículos entre las localidades de Djibo y Bourzanga, en la región de Sahel.
El líder de la junta militar y presidente de transición de Burkina Faso, Paul-Henri Sandaogo Damiba, ha mostrado su “consternación” por el suceso y ha trasladado sus condolencias a los familiares de las víctimas.
“Deseo una rápida recuperación a los heridos y traslado mi ánimo a las fuerzas de defensa y seguridad, a los ‘voluntarios’ para la defensa de la patria que combaten incansablemente para proteger nuestro país”, ha señalado en un comunicado.
“Este enésimo ataque bárbaro y cobarde es la prueba de que debemos seguir combatiendo contra todos los que rechazan la mano tendida (para el diálogo). Tengo la firme convicción de que les venderemos y que sólo es una cuestión de tiempo”, ha remachado.
A las condenas se ha sumado el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que ha trasladado sus “sinceras condolencias” a las familias de las víctimas y a la población de Burkina Faso, según ha dicho su portavoz, Stéphane Dujarric.
“El secretario general pide a las autoridades burkinesas que no escatimen esfuerzos a la hora de identificar a los responsables de este atroz ataque y llevarlos ante la justicia”, ha apuntado.
Por último, Dujarric ha reiterado el “compromiso” de la ONU a la hora de “seguir trabajando con Burkina Faso y los socios internacionales para proteger a los civiles, abordar los desafíos humanitarios y promover una paz y prosperidad duradera que respete los Derechos Humanos”.
Burkina Faso lleva experimentando en términos generales un aumento significativo de la inseguridad desde el año 2015, lo que ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región. Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a ‘voluntarios’ para que ayuden en la lucha antiterrorista.
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