
La ONG alerta de que los relatos de los supervivientes de la violencia supone “solo la punta del iceberg”
MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
La organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) ha denunciado este martes un “nuevo repunte de las atrocidades” en la provincia de Ituri, en el este de República Democrático del Congo (RDC), donde cerca de 10.000 personas se han visto desplazadas en lo que va de año a causa de la violencia en la zona, sacudida desde hace décadas por el conflicto.
El informe ‘Arriesgando sus vidas para sobrevivir’, publicado por la ONG, subraya las necesidades “extremas” que sufren muchas comunidades a causa de los recientes ataques, la reducción de la ayuda humanitaria y el aumento de la desplazamientos de población en la provincia.
El documento recoge que la población de Ituri es desde hace décadas objetivo directo y víctima colateral del conflicto, marcado por la presencia de varios grupos armados y las divisiones étnicas, lo que en 2024 provocó el desplazamiento de cerca de 1,4 millones de personas, lo que supone alrededor del 18 por ciento de la población de la provincia.
Así, MSF ha alertado de una intensificación de la violencia contra los civiles durante los dos primeros meses del año, periodo en el que se han registrado más de 200 muertos y en el que los equipos médicos de la organización atendieron a niños de apenas cuatro años y a mujeres embarazadas por heridas de machete y de bala tras ataques en el territorio de Djugu.
El conflicto ha dificultado además el acceso de la población a la atención sanitaria y a los medios de vida necesarios para sostener a la población, lo que ha provocado que el 18 por ciento de la población sufra inseguridad alimentaria crónica severa, una crisis agravada por la restricción de la entrega de ayuda humanitaria por los recortes de fondos.
“Estos ataques se producen tras décadas de violencia que han tenido consecuencias devastadoras para la población civil, incluidas las mujeres y los niños de Ituri”, ha indicado la responsable de operaciones de MSF en RDC, Alira Halidou.
“La crisis aquí se caracteriza por desplazamientos repetidos, en los que la violencia obliga a los civiles a empezar su vida de cero una y otra vez”, ha señalado, antes de subrayar que “lo peor es que las historias que cuentan los pacientes y las comunidades representan solo la punta del iceberg”.
VIOLENCIA CONTRA NIÑOS Y EMBARAZADAS
De esta forma, los equipos de MSF han incidido en que, si bien los ataques contra civiles no son algo nuevo en Ituri, este tipo de violencia está siendo más brutal, grave y frecuente, con muchos heridos entre bebés, niños y embarazadas.
Así, del total de civiles tratados en la clínica de Salama entre marzo y diciembre de 2024, casi un tercio eran mujeres y niños víctimas de violencia, mientras que entre enero y febrero de 2025 se recibió a 20 personas heridas de gravedad, incluidas cirugías en heridas de bala y por armas blancas, incluso en la cara de varios niños.
Un niño de nueve años herido de bala en el abdomen ha relatado que vio cómo su madre y sus dos hermanos eran “cortados en pedazos” a machetazos, tras lo que logró esconderse y fue rescatado por un hombre que escuchó sus gritos una vez que los asaltantes abandonaron el lugar.
Esta situación provoca que sólo una parte de la población tenga acceso a los servicios sanitarios en Ituri, donde las instalaciones médicas son también objetivo de ataques. El Hospital Fataki, en Djugu, tuvo que suspender actividades y evacuar a los pacientes a mediados de marzo tras las amenazas de varios grupos armados.
Además, cerca del 50 por ciento de los centros sanitarios en la zona de Droro, también en Djugu, han sido destruidos parcial o totalmente por la violencia. Estos ataques provocan riesgos para los trabajadores sanitarios que se suman a las suspicacias de los pacientes a la hora de ir a recibir tratamiento médico.
Un doctor entrevistado por MSF ha manifestado que siguió acudiendo a realizar cesáreas a pesar del cierre durante dos meses del centro de salud en el que trabajaba. “Era peligroso y arriesgaba mi vida, pero no teníamos opción. Teníamos que colarnos con las mujeres, ya que, de otra forma, habrían muerto”, ha zanjado.
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