MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La ONG Médicos sin Fronteras (MSF) ha condenado “enérgicamente” este martes el bloqueo de la ayuda humanitaria y el corte de suministro eléctrico a la Franja de Gaza por parte del Gobierno de Israel, al que ha acusado de emplear las necesidades básicas como moneda de cambio, una conducta que, han asegurado desde la organización, sus socios “han ignorado deliberadamente y normalizado”.
“El bloqueo de todos los suministros está perjudicando gravemente a cientos de miles de personas y está teniendo consecuencias mortales. Las autoridades israelíes están normalizando una vez más el uso de la ayuda como herramienta de negociación. Esto es indignante. La ayuda humanitaria nunca debe utilizarse como moneda de cambio en la guerra”, ha declarado la coordinadora de emergencias de MSF, Myriam Laaroussi.
La organización médico-humanitaria ha denunciado que los aliados de Israel están obviando y “normalizando esta conducta” que supone una “grave violación del Derecho Internacional Humanitario”. En este sentido, Naciones Unidas ha recordado en reiteradas ocasiones que “el uso de la inanición como método de guerra constituye un crimen de guerra”, en palabras del responsable de Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk.
“MSF también insta a los aliados de Israel, incluido Estados Unidos, a actuar con determinación para poner fin a esta situación y evitar de esta forma que Gaza se hunda todavía más en la catástrofe”, reza un comunicado.
Asimismo, ha pedido al Ejecutivo del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que cese “de inmediato” estas medidas que “equivalen a un castigo colectivo”, que respeten la legislación internacional y asuma sus responsabilidades como potencia ocupante, lo que incluye el deber de dar a la población local un trato humano y satisfacer sus necesidades.
La representante de MSF ha lamentado que desde el pasado 27 de febrero no ha podido entrar un solo camión de la organización en la Franja de Gaza. Ese día lograron introducir tres camiones con suministros médicos en su mayoría.
En este sentido, Laarousi ha criticado que “el sistema de autorización” impuesto por las autoridades israelíes carece de “transparencia”, es “demasiado lento y resulta extremadamente burocrático y complejo”.
Además, las autoridades “restringen sistemáticamente la entrada de suministros vitales como bisturís, tijeras, concentradores de oxígeno, unidades de desalinización y generadores”.
Por otra parte, la ONG ha denunciado que la principal planta desalinizadora de agua de Jan Yunis, en el sur de la Franja, ha reducido su producción de 17 millones a 2,5 millones de litros al día.
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