La ONG ha atendido a más de 80 heridos en dos semanas, en medio de un repunte de los combates entre Ejército y guerrillas de Arakán
MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
Médicos sin Fronteras se ha sumado esta semana a las voces internacionales que alertan de una intensificación del conflicto birmano en el estado de Rajine, hogar de la minoría rohingya, perseguida desde hace décadas por el Ejército birmano y protagonista en 2017 de un éxodo de población a Bangladesh que amenaza con repetirse.
MSF avisa de un incremento de los rohingyas “heridos y enfermos” por el recrudecimiento de los combates entre el Ejército y la guerrilla local del Ejército de Arakán –histórico grupo separatista que prosigue su lucha contra los militares, ahora en el marco del conflicto derivado del golpe de Estado propinado por la actual junta militar birmana en 2021– que están cruzando al país vecino en busca de atención médica, como por ejemplo la que proporciona un hospital de MSF en Cox’s Bazar, donde se encuentra el gran campamento de refugiados desde el mencionado éxodo de 2017.
MSF detalla que la situación se ha agravado particularmente desde noviembre del año pasado, un mes caracterizado por el repunte de las hostilidades hasta el grado de “violencia extrema” por “el uso de armamento pesado, ataques con drones e incendios deliberados que han arrasado pueblos enteros, matando, hiriendo y desplazando a civiles”.
La ONG acusa tanto al Ejército como a las milicias de Arakán de “reclutar a los civiles por la fuerza” y de avivar, por ello, “las tensiones étnicas entre comunidades”.
MSF menciona combates como los ocurridos los días 17 y 18 de mayo, en Buthidaung, donde fueron incendiadas viviendas y propiedades civiles en unos enfrentamientos que forzaron a miles de rohingyas (muchos de ellos desplazados previamente de otras zonas) a escapar de la ciudad. Un mes después, la ONG se vio obligada a suspender sus actividades en la zona.
“Una granada de mortero alcanzó nuestra casa, mató a mi esposa e hirió a varias personas”, relata uno de los supervivientes, Mojubulá. “Tomamos la desgarradora decisión de marcharnos a Bangladesh. Dejar atrás nuestra casa, el ganado y los cultivos fue increíblemente difícil”, lamenta.
MÁS DE 80 PACIENTES ATENDIDOS EN MENOS DE DOS SEMANAS
Entre el 5 y el 17 de agosto, los equipos de MSF en los campos de refugiados de Cox’s Bazar atendieron a 83 pacientes rohingyas con heridas relacionadas con la violencia; el 48% eran mujeres y niños, supervivientes de un ataque en Maungdaw, que acabaron huyendo por la frontera.
Estos pacientes que llegaron a las instalaciones de MSF sufren heridas de bala, mutilaciones por minas terrestres y se encuentran en estado crítico por falta de fármacos para tratar enfermedades potencialmente mortales como el VIH o la tuberculosis. Estos medicamentos ya no están disponibles en Rajine.
Como la frontera está oficialmente cerrada, para cruzar la gente se ve obligada a pagar enormes sobornos a grupos armados, traficantes o autoridades.
Además, en el norte de Rajine el acceso a la atención sanitaria es casi inexistente. Los centros de salud no funcionan ya que han sido dañados por los combates, el personal médico ha huido o se han quedado sin suministros debido al conflicto y a la imposibilidad de obtener autorización para trasladar las provisiones necesarias.
Los esfuerzos realizados por las partes beligerantes para proteger a los civiles y cumplir las obligaciones que les impone el derecho internacional humanitario “son insignificantes”, lamenta la ONG.
Según la ONU, unas 327.000 personas han sido desplazadas en el estado de Rajine y en la ciudad de Paletwa, en el estado de Chin, desde el repunte de las hostilidades en noviembre de 2023. Esto eleva el número total de desplazados en ambas zonas a más de 534.000 personas.
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