MADRID, 24 (SERVIMEDIA)
Activistas de Greenpeace desplegaron este lunes una enorme pancarta de 66 metros cuadrados frente a la embajada de Estados Unidos en Madrid con el mensaje ‘We will not be silenced’ (‘No nos callarán’, en castellano).
Esta protesta pacífica fue en apoyo a Greenpeace USA y Greenpeace Internacional, que el pasado día miércoles fueron declaradas culpables por un jurado de Dakota del Norte (Estados Unidos) que insta a ambas organizaciones a pagar 660 millones de dólares por su apoyo a las manifestaciones encabezadas por la tribu sioux en 2016 en contra de la construcción de un oleoducto por parte de la empresa petrolífera Energy Transfer.
Greenpeace indicó que este caso sienta “un precedente muy peligroso en el derecho a la protesta y la libertad de expresión”, pero subrayó que el proceso no concluye ahí porque Greenpeace USA recurrirá en Estados Unidos y Greenpeace Internacional ya ha demandado a Energy Transfer ante los tribunales en Países Bajos, haciendo uso por primera vez de la Directiva ‘anti-Slapp’ (demandas estratégicas contra la participación pública, en sus siglas en inglés) de la UE.
“Sabíamos que podíamos enfrentarnos a un resultado negativo en el juicio, así que estamos preparados y tenemos alternativas. Existen motivos de sobra para apelar este veredicto, ya que esta indemnización no está respaldada por los hechos ni por la ley”, apuntó Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España.
“MENSAJE ALTO Y CLARO”
Con esta acción, Greenpeace España envió “un mensaje alto y claro” a las corporaciones que quieran seguir los pasos de Energy Transfer. “Las organizaciones activistas y las personas defensoras del planeta no vamos a desaparecer, el mundo es un poquito mejor gracias a nuestro trabajo. No conseguirán callar a los millones de personas que nos apoyan en nuestro trabajo y en nuestras acciones”, indicó Saldaña.
En los más de 50 años de historia, Greenpeace ha sido “bombardeada, encarcelada, disparada, insultada…”, según recordó esta organización.
Este año se conmemora el 40º aniversario del hundimiento del buque insignia de la organización, el Rainbow Warrior, por dos bombas que los servicios secretos franceses lanzaron para impedir las protestas contra unas pruebas nucleares y que asesinaron al fotógrafo portugués Fernando Pereira. “Greenpeace ha superado esto y mucho más: no se puede hundir un arco iris”, sentenció.
Greenpeace alertó de “la cada vez más común irrupción de actores en el ámbito jurídico como las petroleras que defienden sus intereses económicos utilizando métodos inmorales como las demandas estratégicas contra la participación pública (o Slapps), un arma jurídica que permite a empresas y corporaciones silenciar y desgastar a activistas, periodistas y organizaciones que denuncian injusticias ambientales, políticas y sociales”.
“NO RETROCEDEREMOS”
Estados Unidos es el país donde Greenpeace llevó a cabo su primera acción de protesta pacífica, concretamente en Amchitka (Alaska) en 1971. Medio siglo después, la supervivencia de Greenpeace USA está “gravemente amenazada” en un complejo contexto político encabezado por el presidente Donald Trump, cuya campaña fue financiada, entre otros, por Kelcy Warren, cofundador y presidente de Energy Transfer.
“Para Greenpeace España, la defensa de la libertad de expresión y la protesta pacífica dentro y fuera de nuestras fronteras se convierte en una prioridad hoy más que nunca. Necesitamos un Greenpeace fuerte que siga luchando por un mundo más justo, más verde y en paz, un mundo en el que los derechos fundamentales estén garantizados. Las grandes petroleras y algunos gobiernos podrán intentar frenar a un solo grupo, pero no pueden detener a todo un movimiento. No retrocederemos ni un solo paso. No nos callarán”, concluyó Saldaña.
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