MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Menos de un 25 por ciento de los pacientes con enfermedad vascular aterosclerótica (EVA) logra reducir el C-LDL a niveles que no le expongan a riesgo de infarto, según se ha puesto de manifiesto en la reunión del Observatorio de las dislipemias en España, presentado en un ‘CardioTV’ de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), con la colaboración de Daiichi Sankyo.
La prevención de la enfermedad cardiovascular en pacientes con alto o muy alto riesgo es uno de los principales retos que afronta la cardiología para lograr reducir las cifras de morbimortalidad que, cada año, lideran el ranking en España y en toda Europa. Y es que, las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte, por delante del cáncer.
En pacientes que ya han sufrido un primer accidente cardiovascular, como un infarto, los cardiólogos se enfrentan al manejo de la enfermedad vascular aterosclerótica, lo que está conduciendo a catalogar a este perfil como paciente con EVA.
“En estos pacientes con EVA, es decir, con enfermedad vascular aterosclerótica establecida por falta de control del colesterol LDL, debemos conseguir niveles de LDL por debajo de 55 mg/dL, o una reducción del 50 por ciento sobre el basal, pero esto no se logra ni en una cuarta parte del total de pacientes”, ha explicado el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Arnau de Vilanova de Valencia, Juan Cosín.
Se trata de pacientes de muy alto riesgo que reciben estatinas de alta intensidad, seguido de una combinación de estatinas y ezetimiba, pero que en muchos casos en los que no podemos utilizar un inhibidor PCSK9, se requieren nuevas estrategias terapéuticas, como ácido bempedoico, que ayuden al paciente a bajar sus niveles de C- LDL lo máximo posible, ya que, según el experto, “cuanto más bajo esté, menos riesgo va a tener el paciente”.
Al bajo porcentaje de pacientes que logran un control, se suma la falsa percepción de los profesionales sanitarios. “Solemos pensar que controlamos mejor a nuestros pacientes de lo que en realidad lo hacemos, pues, si preguntas, más del 50 por ciento de los cardiólogos consideran que tienen a sus pacientes con EVA bien controlados pero, si se va de forma estricta a comprobar los datos, esta cifra baja al 25 por ciento de los pacientes”, ha aseverado el cardiólogo.
Hay varios factores que no han favorecido que se lleven a cabo unas mejores estrategias de control del C-LDL hasta ahora como, por ejemplo, la falta de concienciación sobre el papel del colesterol LDL en la enfermedad arteriosclerótica (como causante principal); la ‘mala prensa’ de las estatinas con poca base científica, que han hecho dudar del efecto beneficioso que tienen; y la “falsa percepción” por parte del médico, que considera que tiene a los pacientes mejor controlados de lo que están en realidad.
Tampoco se ha llevado a cabo una estrategia preventiva para evitar nuevos eventos cardiovasculares; y existe una zona gris, que va desde los niveles 55 hasta los 100 mg/dL de colesterol LDL, en los que no existen estrategias terapéuticas para tratar al paciente.
“Un gap que viene a cubrir este tratamiento oral con un mecanismo de acción novedoso que aporta ese tercer escalón terapéutico oral que completa la terapia hipolipemiante y que nos va a permitir controlar mejor nuestros pacientes de forma real”, ha apostillado el doctor.
En lo referente a los retos que plantea el paciente con EVA, el experto ha informado de que los resultados preliminares del ensayo clínico ‘Clear Outcomes’, cuyos detalles se conocerán en el próximo Congreso de la American College of Cardiology a inicios de marzo, resultan “muy prometedores” ya que se demuestra que la adición de ácido bempedoico a la terapia hipolipemiante es una estrategia eficaz en la reducción de morbimortalidad, en estos pacientes que hasta el momento no lograban controlar el colesterol LDL.
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