MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
El expresidente ruso Dimitri Medvedev ha acusado a los gobiernos occidentales de convertir en un “programa político” y, por extensión, en “propaganda”, la muerte del opositor Alexei Navalni, y ha cuestionado la reacción de la viuda, Yulia Navalnaya, ya que “parece que estaba esperando” que muriese su marido para iniciar su propia carrera.
Medvedev ha señalado que la muerte de Navalni ha generado sentimientos encontrados y ha aludido, en declaraciones a los medios, a la reacción de su viuda. “Mira la cara sonriente y feliz de la viuda. Parece como si todos estos años hubiese estado esperando que ocurriese para iniciar su vida política”, ha dicho, según la agencia de noticia TASS.
El actual vicepresidente del Consejo de Seguridad ha afirmado que “todo esto es muy triste” y ha rehusado expresar su propia opinión sobre Navalni, que falleció el pasado viernes en la cárcel del Ártico donde cumplía condena. “No puedo decir nada bueno de él, pero tampoco diré nada malo”, ha resuelto.
También considera que los gobiernos occidentales están intentando sacar rédito político de este caso y ve “sorprendentes” las reacciones, ya que “no existen aún datos sobre lo que ocurrió”. Las autoridades rusas sostienen que Navalni se desplomó durante un paseo, mientras que su viuda ha acusado directamente al presidente Vladimir Putin del “asesinato” del opositor, cuyo cadáver sigue bajo custodia del Gobierno.
Asimismo, ha instado a no “exagerar” la cifra de seguidores que puede tener Navalni, después de que varias organizaciones hayan denunciado numerosos arrestos en las protestas convocadas en los últimos días. La ONG OVD-Info, que realiza habitualmente recuentos sobre la disidencia, tiene confirmados unos 390 arrestos.
Medvedev ha negado que en Rusia se persiga a la gente por sus ideas, incluidas aquellas personas señaladas como “extremistas”, como era el caso de Navalni, ya que “puedes irte del país y odiar a las autoridades”. Sin embargo, “desear la derrota de la patria (…) y la muerte de los soldados” es “un terrible pecado y, con las leyes actuales, un delito”, ha matizado.
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