MADRID, 25 (EUROPA PRSS)
Miles de migrantes, la mayoría de ellos venezolanos, se encuentran atrapados en Panamá después de que Estados Unidos haya anunciado nuevas políticas migratorias con las que poder expulsar a todos aquellos que crucen la frontera irregularmente, por lo que están pidiendo vuelos humanitarios que les lleven de vuelta a casa.
Las sobrepasadas autoridades migratorias de Panamá han reconocido no ser capaces de gestionar este gran flujo migratorio. Solo esta semana unos mil se han refugiado en un albergue improvisado que ha habilitado la Embajada de Venezuela para quienes llegan desde Darién, pero también de otros países centroamericanos donde han conocido la noticias de que Estados Unidos expulsara a quien entre ilegalmente.
“Lamentablemente no estábamos preparados para una crisis de esta magnitud”, ha admitido la directora del Servicio Nacional de Migración, Samira Gozaine, a su paso este lunes por estas instalaciones, cuenta el diario panameño ‘La Prensa’.
Hace dos semanas, Estados Unidos anunció que no permitirá la entrada en su territorio de aquellos migrantes que hubieran ingresado de manera irregular a México y Panamá, por lo que muchos decidieron dar marcha atrás.
Sin dinero y atrapados, la mayoría de estas personas quieren ahora regresar a Venezuela. Al no existir vuelos humanitarios y los precios por billete rondan los 260 dólares, han pedido al Gobierno de Caracas que flete varias aeronaves que les lleven de vuelta a casa.
No obstante, a pesar de la situación, los servicios migratorios de Panamá han informado de que durante el pasado fin de semana unos 600 venezolanos han podido regresar a su país.
Considerado como uno de los lugares más peligroso de América Latina, el Tapón del Darién, un muro de frondosa selva que separa Panamá de Colombia, es el único punto en el que la carretera panamericana se ve interrumpida en su colosal empresa de unir la Patagonia con la parte más septentrional de Alaska, en Estados Unidos.
A pesar de su inaccesibilidad por él han cruzado en 2021 casi tantas personas como en los diez años anteriores, cuando se registraron unas 109.300 llegadas de migrantes procedentes no solo de Venezuela y otro países del continente, sino también de otros lugares tan dispares como Sierra Leona, Uzbekistán, o Pakistán.
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