MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
Uno de cada 18 municipios españoles no tiene menores en edad escolar. Esto significa que 454 pueblos de un total de 8.131 núcleos de población que hay en España carecen de relevo generacional.
Este dato que maneja la Secretaría General para el Reto Demográfico es el reflejo tanto de la situación que se vive en la denominada ‘España vaciada’ como el descalabro de la natalidad en España.
Según los últimos datos del Padrón Continuo, a 1 de enero de 2021, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay 6.689.607 menores de 14 años, cuando diez años atrás (2012) la población de esa edad era de 7.062.723, es decir, en una década se han ‘perdido’ 373.116 niños.
Si se observa el padrón por franjas de edad, la realidad es más evidente. Cada vez se tienen menos hijos. Según el último padrón, hay 1.887.689 menores de 0 a 4 años; 2.275.778, de 5 a 9, y 2.526.140, de 10 a 14. Diez años atrás, en las franjas de 0 a 4 y de 5 a 9 se superaban los 2,4 millones en cada una y la de 10 a 14 los 2,2.
El padrón también muestra que el 20,3% del total de la población (que asciende a 47.385.107 ciudadanos) vive en los 7.371 municipios que tienen menos de 10.000 habitantes. De ellos, 4.997 municipios tienen menos de 1.000 habitantes.
Reto Demográfico destaca otros datos referidos a la educación. El 14,1% de la población española está en edad escolar obligatoria (de 3 a 16 años), pero sólo uno de cada diez menores en esa franja de edad vive en municipios de menos de 5.000 habitantes.
Además, la proporción de menores de 16 años por cada mayor de 65 en España es de 1,3 mayores por cada menor. Esta relación se dispara en los municipios de menos de 5.000, donde hay casi dos mayores de 65 por cada menor de 16.
En la plataforma ‘@puebl_oo’, que trata de dinamizar el desarrollo rural a través de las redes sociales, defienden que “sin campo no hay pueblos” y creen que en las zonas rurales la “situación es insostenible”.
Organizaciones como la Fundación Madrina, que trabajan para sacar adelante a niños y familias vulnerables, aseguran que las ciudades son “una trampa” para los núcleos familiares más necesitados y han desarrollado el proyecto ‘Pueblos Madrina’, que tiene una doble vertiente: dar un hogar asequible a familias pobres y un trabajo digno para mantenerse y asegurar el mínimo de alumnos en una población pequeña para que su escuela permanezca abierta. Ya hay familias que se han instalado en pueblos de Toledo y Segovia.
De hecho, de la mano de Fundación Madrina y otras organizaciones y entidades, las comunidades rurales han sido el destino de madres y niños ucranianos que han llegado a España tras la invasión rusa.
FRENO A LA EMIGRACIÓN
El ‘Informe España 2020’ de la Universidad Pontificia Comillas (coordinado por Agustín Blanco, Antonio Chueca, José Antonio López-Ruiz y Sebastián Mora) destaca que las escuelas son “un freno a la emigración” del campo a la ciudad.
Los autores de este estudio subrayan que, además, las escuelas de los pueblos sacan mejores notas que las urbanas en evaluaciones externas internacionales. Aunque los escolares rurales puntúan menos que los urbanos, “al descontar el efecto del nivel socioeconómico, incluso los superan”.
“Además, suelen ser más resilientes y en situaciones adversas logran mejores resultados que sus pares urbanos. Estos datos positivos del alumnado rural español en PISA (elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE) no han sido comunicados públicamente ni reconocidos por las Administraciones educativas de España, tanto la central como las autonómicas, cuando podrían servir para mejorar la educación general del país”, denuncian los citados investigadores en el informe consultado por Servimedia.
LA ESCUELA RURAL EN PISA
“Los datos de PISA 2018 ofrecen buenas expectativas para la educación rural española sobre el bienestar escolar y sentido de la vida, el clima escolar, etc., puesto que en bastantes indicadores nuestros alumnos rurales presentan mejores resultados que sus pares urbanos. Estos datos pueden ser ratificados por docentes experimentados en escuela rural”, prosigue el documento.
“Parece como si el trabajo de las pequeñas escuelas rurales de Infantil y Primaria dejara en el alumnado una huella que les ayuda en su escolarización posterior”, añaden, en referencia a las “competencias blandas”, que “pueden ser desarrolladas más todavía en la Educación Secundaria Obligatoria”.
Los autores hacen hincapié en que las escuelas de Primaria y Secundaria en zonas rurales tienen funciones “esenciales” contra la despoblación. Y enumeran: “Contribuir a fijar la población, generar actitudes favorables al arraigo, al medio ambiente y al desarrollo personal y comunitario”. Y denuncian que esas funciones “proambientales” de la escuela “suelen olvidarse en los planes de desarrollo sostenible del medio rural, a los que se supone vocación hacia la sostenibilidad”.
El ‘Informe España 2020’, a partir de datos del de PISA 2018, prosigue en la radiografía de la educación en los pueblos. “La exposición al acoso escolar es algo mayor en la escuela rural”, pero “el clima de disciplina es mejor en la zona rural” y “hay menos competición y más cooperación”, además de que “no hay diferencia en el sentido de pertenencia al centro”.
“El alumnado rural está más satisfecho con su vida, tiene más sentimientos positivos y menos tendencia a la tristeza que el urbano”, pero “tiene más miedo al fracaso” y “una mentalidad de crecimiento más baja”, apuntan los autores a partir del estudio de la OCDE, cuestiones que tendrán que tenerse en cuenta por las autoridades y profesionales de la educación.
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