MADRID, 04 (SERVIMEDIA)
Las minas antipersonales u otro tipo de artefactos terrestres han matado a más de 143.000 personas entre 1999 y 2020, según Naciones Unidas, que destaca que estos elementos explosivos amenazan vidas, restringen la libertad de movimiento, limitan el acceso a la tierra, privan de derechos a las comunidades y, sobre todo, infunden miedo e inseguridad.
La ONU aporta ese dato con motivo del Día Internacional de información sobre el peligro de las minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas, que se celebra este martes con la campaña ‘La acción contra las minas no puede esperar’ para destacar el problema sufrido durante décadas en Camboya, la República Democrática Popular Lao y Vietnam, y concienciar sobre los problemas relativos a la inserción de nuevos detonadores.
“Esta campaña deja claro que la erradicación de todas las minas antipersona no puede esperar. Se trate de una contaminación nueva en Colombia, Myanmar, Ucrania o Yemen, o de una contaminación antigua en Camboya, Irak o Vietnam, aquellos involucrados en la acción contra las minas y los Estados parte de la Convención para la Prohibición de las Minas deben completar la limpieza”, indica la ONU.
Crear una mina antipersonal puede costar un dólar, mientras que el coste de eliminarla del terreno puede llegar a cifras superiores a los 1.000 dólares. No obstante, se han destruido más de 55 millones de minas antipersonales almacenadas entre 1999 y 2022.
“ACTIVIDADES MÁS AMPLIAS”
El secretario general de la ONU, António Guterres, apunta que “cada paso supone un riesgo para los millones de personas que viven inmersas en el caos de los conflictos armados, sobre todo en el caso de las mujeres y los niños”.
En un mensaje difundido con motivo del día internacional de hoy, recogido por Servimedia, Guterres subraya que “incluso después de que cesen los combates, estos conflictos suelen dejar un legado aterrador: comunidades sembradas de minas terrestres y municiones explosivas”. “Con carreteras y campos minados, con municiones sin detonar que ponen en peligro el retorno de las poblaciones desplazadas y con la posibilidad de que los niños se topen y jueguen con brillantes objetos que acaban explotando, no hay paz que garantice la seguridad”, añade.
“Es fundamental emprender actividades más amplias a escala mundial para proteger a la población de las minas. Insto a los Estados miembro a que ratifiquen y apliquen plenamente la Convención sobre la Prohibición de las Minas Antipersonales, la Convención sobre Municiones en Racimo y la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales”, apostilla.
- Te recomendamos -