MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha reconocido este jueves que, para él, un “mínimo incremento” de la mortalidad en las carreteras como el registrado en 2022 respecto al año 2019 (+4%) es “alarmante” y ha añadido que esta cuestión es una “preocupación” en distintos países de la Unión Europea. El pasado año 1.145 personas perdieron la vida en siniestros de tráfico y 4.008 resultaron heridas graves.
Así lo ha puesto de relieve el ministro del Interior durante su participación en la conferencia internacional, ‘Educación vial para el objetivo cero y un sistema seguro’, organizada por la Fundación Mapfre, con la participación del Fiscal de Seguridad Vial, la secretaria general de la DGT, el presidente de Mapfre, así como representantes del Parlamento y la Comisión Europea, entre otros.
Respecto al balance de siniestralidad 2022, el ministro ha dicho que “aunque son mejores cifras que la media de la Unión Europea”, es una estadística “dramática e inasumible”. La media de muertes por siniestros en España es de 32 por millón de habitantes, cuando la media en la Unión Europea es de 44 por millón de habitantes, según ha agregado.
“Esto no puede ser, ni mucho menos, complacencia alguna sino todo lo contrario”, ha manifestado el ministro, que además ha hecho énfasis en que también se han incrementado en más de un 3 por ciento la movilidad en 2022 respecto al 2019.
Durante su intervención en la jornada que ha acogido el Congreso de los Diputados, Grande-Marlaska ha recordado que la seguridad vial es una matera “sobre la que es necesario poner el foco de manera continua” porque las políticas de seguridad vial “salvan vidas” y “evitan sufrimientos importantes”.
En este sentido, el ministro ha hecho hincapié en que la Estrategia de Seguridad Vial 2030 del Ministerio del Interior ha adoptado el enfoque del sistema seguro que impulsa la Unión Europea, la OCDE y la Organización Mundial de la Salud, entre otros organismos internacionales. “El sistema seguro se caracteriza por asumir dos cuestiones relevantes y que determinan lo que es la política legislativa y la política de seguridad vial”, ha apostillado.
EL CUERPO HUMANO ES “MUY VULNERABLE”
Según ha explicado Marlaska, en primer lugar, se debe aceptar como sociedad que el conductor “más diligente” en un momento dado puede cometer una mínima imprudencia “con unos resultados realmente graves” y, en segundo lugar, que el cuerpo humano es “muy vulnerable a un mínimo impacto”.
“Lo comprobábamos ahora cuando hemos reducido en el ámbito urbano, en las calzadas de un único carril por sentido circulación de 50 a 30 Km/h, que la diferencia entre un impacto con un peatón de 50 a 30 reduce la mortalidad en un 80 por ciento”, ha argumentado.
Además, el ministro del Interior ha llamado a excluir el concepto accidente. “Son siniestros. No es nada fortuito, sino que interviene la actuación, la conducta humana”, ha enfatizado, para después añadir que a los poderes públicos les “corresponde despejar esa ecuación para prevenir que los inevitables errores humanos en la conducción provoquen lesiones graves o muertes” porque “es imperativo hacerlo”.
Para el ministro del Interior, el objetivo de que ninguna persona resulte fallecida ni herida grave por siniestros de tráfico en el año 2050 “no es una meta imposible de alcanzar, pero sí un reto titánico” y la educación vial “juega, sin duda alguna, un papel de importancia capital”.
Marlaska ha asegurado que “la educación vial es el factor de más largo recorrido” de la política para “implantar un modelo de movilidad segura”. “Valores cívicos como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, la seguridad, la confianza y la comprensión deben regir nuestro comportamiento como usuarios de la vía para que todos compartamos una movilidad segura, una movilidad amable. Y esos valores solo se aprenden e interiorizan bien en los procesos formativos que deben estar presentes en todo el ciclo vital del usuario de nuestras vías”, ha comentado.
De este modo, el titular de Interior ha puesto en valor el “cambio trascendental” que ha supuesto, a su juicio, la promulgación de la LOMLOE, pues ha dado a esta materia “carácter troncal con objetivos específicos, objetivos evaluables”; “el papel fundamental que han adquirido las escuelas de conductores a la hora de transmitir una formación no sólo técnica o de capacidades, sino también de valores y de civismo a la hora de realizar la circulación”; los cursos de sensibilización y reeducación dirigidos a infractores reincidentes; los cursos de conducción segura y eficiente; y la creación el año pasado del título de Técnico Superior en Formación para la movilidad segura y sostenible.
“Nuestro compromiso es trabajar y trabajar hasta forjar una movilidad segura que garantice el derecho de todas las personas a disponer de las vías públicas sin que importe la forma en que se desplaza, que se base en el respeto a los demás usuarios y que éstos actúen siempre con responsabilidad y seguridad”, ha concluido.
Por su parte, la vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, ha recordado que la seguridad vial “atañe a todos” porque es “una cuestión que lleva asociada la pérdida de muchas vidas humanas y de lesiones graves de miles de personas”. Además, ha defendido que “todos” los gobiernos “han llevado a cabo una labor inestimable por intentar reducir la siniestralidad y, sobre todo, que no haya pérdida de vidas humanas y no haya lesiones”.
Ana Pastor ha puesto de relieve la importancia de lograr el objetivo cero víctimas mortales y graves en 2050. “Es difícil de alcanzar pero tenemos que trabajar para ello”, ha indicado, al tiempo que ha reconocido que se ha avanzado y progresado “mucho”. Así, ha llamado al legislador a continuar trabajando “muy duro” y haciendo posible cualquier incorporación al ordenamiento jurídico que sirva para prevenir y también para la educación vial.
Seguidamente, el presidente de la Fundación Mapfre, Antonio Huertas, ha asegurado que es fundamental profundizar en la educación, en la formación y la concienciación en seguridad vial desde los más jóvenes y, en segundo término, el objetivo cero en lesiones graves y mortales “como único objetivo ético posible y además alcanzable con la determinación, los esfuerzos, el compromiso y los recursos adecuados”.
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