MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
El nuevo precio de la bombona de butano que entrará en vigor mañana martes será de 16,67 euros, impuestos incluidos, lo que supone un ascenso del 4,9% frente al precio vigente desde hace dos meses de 15,89 euros, en la tercera revisión al alza tras seis revisiones a la baja.
Según una resolución publicada este lunes en el BOE, este nuevo precio estará en vigor durante dos meses, hasta el tercer martes de mayo de 2024, cuando se revisará de nuevo según las cotizaciones internacionales.
Esta revisión bimensual del precio se calcula en función del coste de la materia prima (propano y butano) en los mercados internacionales, así como del coste de los fletes (transporte) y la evolución del tipo de cambio euro-dólar. Por otra parte, dicha revisión del precio, al alza o a la baja, está limitada al 5%, acumulándose el exceso o defecto de precio para su aplicación en posteriores revisiones.
El incremento de esta última revisión se debe principalmente al aumento de la cotización de las materias primas (+4,88%), así como a la leve depreciación que el euro ha vivido frente al dólar (-0,05%) en los dos últimos meses, aunque no ha sido superior gracias a la fuerte caída registrada en coste de los fletes (-47%).
Antes del récord histórico de 19,55 euros alcanzado por la bombona en mayo de 2022 y que sigue marcando su límite de precio, el anterior récord era de marzo de 2015, cuando se alcanzaron los 17,5 euros. El mínimo se produjo en julio de 2016, cuando bajó hasta los 11,27 euros.
El precio regulado afecta a las bombonas de butano que más comúnmente utilizan los hogares, envases con carga igual o superior a ocho kilos e inferior a 20, cuya tara sea superior a nueve kilos. Se trata de una mezcla de hidrocarburos, principalmente compuesta de butano, que sirve como alternativa al gas natural para su consumo energético en envases a presión, especialmente en poblaciones o núcleos urbanos sin conexión a la red de gas natural.
Actualmente se consumen 64,5 millones de envases de GLP de distintas capacidades. Se trata de un combustible en retroceso ya que desde 2010 el consumo total de estas bombonas ha descendido más de un 25%.
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