Lula defiende el multilateralismo y la gobernanza igualitaria como forma de sortear las crisis a las que se enfrenta el planeta
El presidente brasileño asevera la guerra de Ucrania ha expuesto la “incapacidad colectiva” de hacer prevalecer los propósitos de la Carta de Naciones Unidas
MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha denunciado este martes ante la Asamblea de Naciones Unidas la “falta de voluntad política” para revertir las desigualdades recogidas por una ambiciosa Agenda 2030, que podría convertirse en el “mayor fracaso” de la ONU si no avanzan con mayo celeridad en su aplicación.
“Hemos llegado al ecuador de su aplicación y estamos todavía muy lejos de los objetivos definidos en esa agenda. Estamos avanzando de forma muy lenta en la mayoría de los objetivos”, ha dicho Lula, encargado de abrir este 78º período de sesiones de la Asamblea General, tal y como corresponde tradicionalmente a Brasil.
Lula ha vuelto al mismo atril que ya ocupó por última vez hace 14 años y ha lanzado un mensaje en el que ha puesto en valor la posición Brasil como socio clave en materia de cooperación internacional y agente multilateral, tras cuatro años en el ostracismo al que fue relegado el país por el expresidente Jair Bolsonaro.
“Nuestra misión es unir a Brasil y reconstruir un Estado soberano, justo, sostenible, generoso y alegre. Brasil se ha reencontrado consigo mismo, con nuestra región, con el mundo y con el multilateralismo. Nunca me cansaré de repetirlo. ¡Brasil ha vuelto!”, ha enfatizado.
“Nuestro país ha vuelto para aportar su contribución ante los grandes desafíos mundiales (…) ha vuelto para aportar su contribución a la hora de encarar los grandes desafíos del mundo. Volvemos a reivindicar el universalismo de nuestra política exterior, caracterizada por un diálogo respetuoso con todos”, ha dicho.
Como ya hiciera hace dos décadas durante su primera intervención ante la Asamblea como presidente de Brasil, Lula ha vuelto a denunciar el problema del hambre, que en la actualidad, ha destacado, afecta a 735 millones de personas. “El mundo es cada vez más desigual. Los 10.000 millonarios más ricos del mundo acumulan más riqueza que el 40 por ciento más pobre de la humanidad”, ha denunciado.
“Tenemos que superar la resignación que nos hace aceptar como natural está injusticia. Hay una falta de voluntad política de aquellos que gobiernan el mundo para superar las desigualdades”, que son para el presidente brasileño, responsables de todos los desafíos a los que el planeta se ha tenido que enfrentar estos años.
“La importancia política y moral de erradicar la pobreza y de poner fin al hambre parece ahora entumecida”, ha dicho Lula, quien ha incidido en que la reducción de las desigualdades tiene que ser el objetivo central de la agenda 2030.
“La reducción de las desigualdades dentro de los países exige incluir a los pobres en los presupuestos gubernamentales y hacer que los ricos paguen impuestos de forma proporcional a su riqueza”, ha subrayado, enumerando a su vez una serie de iniciativas sociales lanzadas por el Gobierno, como Bolsa Familia.
En su discurso, Lula también ha tenido espacio para destacar la necesidad de combatir el racismo y la xenofobia, los discursos del odio, la violencia contra las mujeres y la comunidad LGTBI, así como la defensa del Amazonas y de otro modelo de desarrollo más sostenible y amigable con el medioambiente.
“Los países ricos crecieron sobre la base de un modelo con altas tasas de emisiones de gases que dañan el clima. La emergencia climática hace que sea urgente cambiar el rumbo. Son las poblaciones vulnerables de los países del sur quienes se ven más afectadas por las pérdidas y los daños ocasionados por el cambio climático (…) Los países en desarrollo no queremos repetir este modelo”, ha dicho.
MULTILATERALISMO
A su vuelta a la Asamblea de Naciones Unidas, el presidente Lula ha incidido en la necesidad de insistir a través del multilateralismo y la igualdad entre Estados para sortear todos estos desafíos que tiene por delante la comunidad internacional.
“Cuando las instituciones reproducen la desigualdad son parte del problema y no de la solución”, ha dicho Lula, recordando que en 2022 el Fondo Monetario Internacional (FMI) dispuso de 160.000 millones de dólares en derechos especiales a los países europeos, mientras que sólo emitió 34.000 millones para los africanos.
“Esta representación desigual y distorsionada en la gestión del FMI y el Banco Mundial son inaceptables”, ha manifestado, a la vez que ha puesto en valor a los BRICS, la plataforma que conforma con otros países emergentes, y cuya ampliación en la última cumbre en Johannesburgo “fortalece la lucha por un orden que dé cabida a la pluralidad económica, geográfica y política del siglo XXI”.
“El desempleo y la precarización del trabajo han minado la confianza de las personas en tiempos mejores, especialmente los jóvenes del mundo. Los gobiernos necesitan alejarse de la disonancia cada vez mayor entre la voz de los mercados y la voz de las calles. El neoliberalismo ha empeorado la desigualdad económica y política que hoy asola nuestras democracias”, ha dicho.
“Entre estos escombros surgen los aventureros de la extrema derecha, quienes deniegan de la política y venden soluciones que son tan fáciles como equivocadas. Muchos han caído ante la tentación de sustituir el neoliberalismo fallido por un nacionalismo primitivo, conservador y autoritario”, ha alertado.
“Repudiamos una agenda que utiliza a los inmigrantes como chivo expiatorio, que menoscaba el estado de bienestar y que ataca los derechos de los trabajadores. Necesitamos rescatar las mejores tradiciones humanistas que inspiraron la creación de Naciones Unidas”, ha enfatizado.
PROMOCIÓN DE LA PAZ COMO DEBER GLOBAL
Lula también ha enfatizado que promover la paz es un “deber moral” que tiene cada miembro de la comunidad internacional y para ello ha incidido en el diálogo como única forma de lograrla, a pesar de todos los contratiempos que vayan surgiendo. “Debemos construirla y esto exige persistencia”, ha dicho.
“Los conflictos armados son una ofensa a la racionalidad del ser humano. Conocemos los horrores y el sufrimiento que generan todas las guerras. Promover una cultura de paz es un deber de todos nosotros”, ha señalado, defendiendo la creación de un Estado para el pueblo palestino, abordar la crisis humanitaria en Haití y Yemen, el “golpe de Estado” en Guatemala, la amenazas a la unidad nacional en Libia, o las rupturas institucionales en varios países del Sahel.
En lo que respecta a Ucrania, Lula, quien ha sido muy criticado por su postura alternativa, ha señalado que dicho conflicto ha evidenciado la “incapacidad colectiva” de hacer prevalecer los principios básicos de la Carta de Naciones Unidas, volviendo a insistir en el diálogo y en sus críticas a la desproporcionada inversión en armamento en comparación con las partidas al desarrollo.
Antes de finalizar, ha tenido también para criticar al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que arrastra, ha dicho, una “pérdida de credibilidad” debido a las acciones de sus miembros permanentes, que son “quienes libran guerras no autorizadas en búsqueda de expansión territorial o cambio de regimenes.
“Seguiremos criticando cualquier intento por dividir el mundo en zonas de influencia y de revivir la guerra fría”, así como “medidas que se adopten sin el amparo de la Carta de Naciones Unidas, como el embargo económico y financiero impuesto a Cuba, y cualquier intentona por clasificar este país como un Estado que patrocina el terrorismo”, ha dicho entre aplausos.
“Naciones Unidas deben cumplir con su papel de arquitecto de un mundo más justo, solidario y fraterno, pero solo lo hará si sus miembros tienen la valentía de proclamar su indignación por la desigualdad y trabajar incansablemente para superarla”, ha concluido.
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