MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado un listado de cinco criterios fundamentales que considera que cualquier sistema de gestión de residuos debe cumplir: Riguroso, seguro, cómodo, asequible y adecuadamente comunicado.
De este modo, la organización solicita a las administraciones europeas, nacionales y regionales sistemas “eficaces y cómodos” para los consumidores, que día a día, a su juicio, “están más concienciados con los impactos ambientales de sus actos de consumo”.
En concreto, insta a que cualquier decisión al respecto se base en estudios técnicos y científicos independientes que tengan en cuenta todo el ciclo de vida de los productos de embalaje y señala que los consumidores “deben poder confiar en que su salud y seguridad no están en riesgo”, por lo que considera que la valoración del sistema de gestión de residuos de envases “debe incluir también una evaluación de sus impactos ambientales y sanitarios”.
Para la Organización de Consumidores y Usuarios, la participación de los usuarios “es fundamental”: “Los factores más importantes que impulsan los hábitos de reciclaje de los consumidores europeos son por un lado unas instalaciones de reciclaje eficientes y fáciles de usar y, por otro, los beneficios ambientales e incentivos económicos”.
También advierte de que, si los consumidores deben cambiar la forma en que consumen, reutilizan productos y envases, y la forma en que desechan bienes, “estos cambios no pueden suponer una carga económica adicional”. Precisamente, asegura que un sistema que tenga un coste más alto “será difícil de aceptar y corre el riesgo de no alcanzar su objetivo”.
Por último, la OCU subraya que si se espera que los consumidores asuman su responsabilidad y contribuyan a la reducción de residuos de embalaje, “no pueden hacerlo sin tener acceso fácil a información fiable”.
Así, recalca que necesitan saber qué envase debe reciclarse o reutilizarse, qué es exactamente lo que deben hacer y cómo tienen que hacerlo y, para ello, “se necesita información adecuada, una comunicación clara y campañas educativas”, así como un etiquetado estándar en toda la UE.
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