MADRID, 23 (SERVIMEDIA)
Las personas residentes en Pompeya (Italia) murieron asfixiadas tras la erupción del Vesubio en el año 79, no abrasados o deshidratados como defienden otras teorías.
Así se desprende del primer análisis químico de los huesos de los calcos de Pompeya -esqueletos de sus habitantes en un molde de yeso-, realizado con una técnica innovadora como la fluorescencia de rayos X.
El trabajo fue realizado por un equipo internacional liderado por la Universidad de Valencia y en el que participaron también investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y el Ministerio de Cultura italiano, y aparece publicado este miércoles en la revista ‘PLOS ONE’.
Ese estudio es pionero en cruzar datos químicos, antropológicos, tafonómicos y estratigráficos, y crea una metodología aplicable a todos los calcos de la erupción del Vesubio del año 79.
Durante la erupción, los cuerpos en Pompeya quedaron cubiertos de ceniza y de materiales piroclásticos, que fueron recubiertos por lava y se solidificaron. Con su desaparición quedaron los huesos, algunas telas y el hueco de los cuerpos entre las cenizas solidificadas, los llamados vacíos.
Desde 1860, el arqueólogo Giuseppe Fiorelli puso en práctica un método para obtener moldes de yeso de las víctimas (los calcos), que reconstruyen a escala real cada cuerpo en la posición en la que murió.
“Es la primera vez que se concede un permiso para llevar a cabo un análisis químico de los huesos de los calcos de Pompeya”, destacan Gianni Gallello, coordinador de la Unidad de investigación Archae Chemis, y Llorenç Alapont, ambos de la Universidad de Valencia y los dos primeros firmantes del artículo.
Gallego explica, en declaraciones recogidas por Servimedia, que los calcos de Pompeya describen cómo quedaron algunas personas al morir. “Hemos podido acceder con un equipo de rayos X. Se ha llevado a cabo una analítica directamente sobre los yesos y los huesos. Estas analíticas se han llevado a cabo en modos no destructivos, no ha habido ningún tipo de muestreo y eso es importante para ayudar la conservación de estos tipos de materiales”, afirma.
Los investigadores analizaron huesos contaminados por el yeso y huesos no contaminados o mínimamente contaminados. “Cruzando los datos antropológicos y de la estratigrafía del volcán hemos podido observar también que hay aspectos importantes como que estos fugitivos que estaban saliendo de Pompeya en una segunda fase de la erupción ya morían asfixiados justo a las puertas de salida de la ciudad, en la zona de Puerta Nola”, añade Gallello-
Este investigador apunta que “el impacto térmico llegó a posteriori en una fase ‘post mortem’, cuando el volcán erupcionó también material espiroclásticos y cenizas ardientes”.
ANÁLISIS NO INVASIVO
Gallello y Alapont señalan que este trabajo supone una “oportunidad extraordinaria que crea las bases para un análisis no invasivo que permita obtener información útil para identificar procesos postdeposicionales alrededor del momento de la muerte y ‘post mortem’, y determinar el efecto de la cal en los materiales óseos de Pompeya”.
“En este estudio hemos creado un modelo de calibración empleando colecciones de referencia (huesos quemados de Pompeya) y otros quemados de la necrópolis Ostiense de Roma, del mismo período, y los dos grupos comparados con huesos de la necrópolis islámica de Colata (Montaverner, Valencia). Se han analizado los huesos y la cal, y se han cruzado los datos elementales con los obtenidos en los calcos”, destaca Gallello.
En concreto, el equipo trabajó con los restos de seis personas en Pompeya que huían en el área de Porta Nola y una séptima en las Termas Suburbanas.
CALCIO Y FÓSFORO
La investigación concluye que las altas temperaturas a las que fueron sometidos los huesos se produjeron ‘post mortem’ con resultados similares a las cremaciones. “Cuando sus huesos sufrieron los efectos de las altas temperaturas por las olas piroclásticas y las corrientes de magma, las víctimas ya habían fallecido, probablemente por la inhalación de gases tóxicos”, destaca Alapont.
En los huesos quemados de Roma y Pompeya se han analizado los valores de calcio y fósforo, los elementos más representativos de la matriz de los huesos, que eran más bajos que los de los de la necrópolis valenciana de Colata, pero con proporciones similares de la ratio entre los dos elementos, lo que permite descartar huesos contaminados e identificar que los de los calcos habían sufrido un impacto térmico.
Esta información se ha completado con el análisis antropológico y tafonómico de los calcos, que permite relacionar la posición y lugar de los cuerpos con el impacto térmico, y confirmar que quedaron así ‘post mortem’. “Las víctimas, en su intento de huida, se asfixiaron muy rápidamente y también rápidamente fueron cubiertas de ceniza”, afirma Gallello.
La posición de las víctimas, relajadas o estiradas, algunos de ellos cubriéndose con piezas de ropa, sugiere que las cenizas y los gases volcánicos fueron los que causaron su muerte en segundos, no como en la población de Herculano, más próxima al Vesubio, donde sus habitantes fueron abrasados por ondas piroclásticas de más de 500 grados.
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