MADRID, 11 (SERVIMEDIA)
Los 54 países en desarrollo en cuyo territorio viven más de la mitad de las personas pobres del mundo requieren de un “alivio urgente” de su deuda para evitar un incremento de la pobreza y la huida de inversiones necesarias para la adaptación y la mitigación del clima, según un documento publicado este martes por el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El trabajo, titulado ‘Avoiding Too Little Too Late on International Debt Relief’ (‘Evitar que el alivio de la deuda internacional llegue demasiado tarde’, en español), destaca los efectos de las respuestas de los gobiernos a la reciente crisis económica y advierte de sus posibles repercusiones, ofreciendo una serie de medidas para la reestructuración de la deuda que podrían ayudar a frenar la crisis de la deuda.
El texto pone de manifiesto que las condiciones del mercado “están cambiando rápidamente”, puesto que “la contracción fiscal y monetaria sincronizada y el bajo crecimiento están alimentando la volatilidad en todo el mundo”, como lo atestigua que 19 economías en desarrollo están pagando ahora más de diez puntos porcentuales por encima de los bonos del Tesoro de EEUU para pedir dinero prestado en los mercados de capitales, “lo que les ha dejado fuera del mercado”.
Los 54 países con graves problemas de deuda albergan a más de la mitad de la población más pobre del mundo, que apenas representan poco más del 3% de la economía mundial, por lo que “el alivio de la deuda sería una píldora pequeña para los países ricos”, ya que “no podemos permitirnos repetir el error de proporcionar muy poco alivio, demasiado tarde, en la gestión de la carga de la deuda de las economías en desarrollo”.
En ese sentido, el aumento de los tipos de interés, la fortaleza del dólar y la inminente recesión mundial podría cambiar la posición negociadora de los acreedores privados, según el trabajo.
El documento propone un camino a seguir para el marco común sobre la reestructuración de la deuda, incidiendo en áreas clave: el análisis de la sostenibilidad de la deuda, la coordinación de los acreedores oficiales, la participación de los acreedores privados y el uso de cláusulas de deuda contingente del Estado que apuntan a la futura resiliencia económica y fiscal.
Por ello, propone que ese marco común se centre en “reestructuraciones integrales que permitan a los países un retorno más rápido al crecimiento, a los mercados financieros y al progreso del desarrollo”.
Por último, indica que “la reestructuración efectiva de la deuda es sólo un elemento vital para garantizar que las economías en desarrollo tengan las finanzas que necesitan para avanzar en el desarrollo sostenible”.
Ante esta situación, señala que “se necesitan urgentemente nuevas fuentes de financiación para que los países en desarrollo puedan realizar inversiones en la adaptación y mitigación del clima”.
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