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Los pacientes se benefician cuando los especialistas conocen a los médicos que los derivan, según un estudio

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MADRID, 4 (EUROPA PRESS)

Un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos) publicado en ‘JAMA Internal Medicine’ demuestra que es más común recibir mejor atención por parte de un especialista si este conoce al médico de Atención Primaria (AP) que ha derivado al propio paciente.

Según el estudio, los pacientes atendidos por especialistas que se han formado con sus médicos de AP afirman haber recibido un trato más atento, explicaciones más claras y una mayor participación en la toma de decisiones compartida, entre otras ventajas.

Los hallazgos sugieren que las estrategias que fomentan la formación de relaciones más sólidas entre los médicos podrían dar lugar a mejoras significativas en la calidad de la atención al paciente, según los autores.

El análisis se basa en los registros electrónicos de salud de más de 8.600 pacientes derivados para ver a un especialista entre 2016 y 2019. Todas las derivaciones ocurrieron en un gran sistema de salud académico.

Los investigadores compararon las calificaciones de los pacientes sobre la atención especializada entre dos grupos de pacientes –aquellos atendidos por un especialista que se formó con el médico de AP del paciente en la facultad de medicina o en programas de posgrado, y los pacientes del mismo médico de AP atendidos por un especialista que no se formó con su este–, al tiempo que controlaban el rendimiento del especialista para los pacientes de otros médicos de AP cuando no existían tales lazos de coformación.

Es importante destacar que los investigadores examinaron las derivaciones distribuidas a los especialistas mediante un sistema de programación, en lugar de las derivaciones en las que los médicos de familia solicitaban especialistas concretos. De este modo, el equipo pudo aislar el efecto causal que se vería si los pacientes fueran asignados aleatoriamente a especialistas.

El primer autor del estudio, Maximilian Pany, destaca que las interacciones entre los médicos de cabecera y los especialistas son uno de los cimientos de la medicina, y las derivaciones a especialistas dan forma a gran parte de la atención posterior al paciente. “Dada la comunicación y la colaboración inherentes a la atención de los pacientes derivados, nos preguntábamos si las relaciones previas entre el médico de cabecera y el especialista influyen en esa atención, especialmente en la experiencia de los pacientes”, ha reiterado.

Otro de los autores del estudio, Michael McWilliams, comenta que hay muchas formas de aplicar las conclusiones de este estudio en el día a día. “Hay muchas estrategias, y creo que podemos ser muy creativos”, afirma. Una de ellas es la atención en equipo, en la que los médicos pueden observar la toma de decisiones de los demás y “predicar” con el ejemplo. Otra es hacer que los médicos sean más visibles entre sí cuando colaboran en la atención al paciente, por ejemplo mediante consultas virtuales u otros canales que fomenten la familiaridad.

También propone utilizar más a menudo y con mayor eficacia las modalidades de revisión colegiada, como las discusiones de casos en grupo. “Imaginemos que cualquier paciente o caso quirúrgico pudiera ser seleccionado al azar para ser discutido durante el almuerzo con colegas valiosos”, apunta. “Y, de forma más general, hacer todo lo posible para que la práctica de la medicina sea menos solitaria: por ejemplo, trasladar los puestos de trabajo fuera de las salas de exploración a un espacio común donde los médicos interactúen entre sí de forma natural”, sugiere.

Este experto incide en que lo que se ha descubierto aquí es “el poder de las relaciones entre iguales en medicina, que tiene importantes implicaciones para la organización de la asistencia y la gestión de los médicos”. “Durante la formación, los médicos establecemos estrechas relaciones con otros médicos, pero luego solemos ejercer de forma aislada, a pesar de que la mayoría de nosotros trabajamos ahora en grupos de empleados y utilizamos sistemas avanzados de información y comunicación que deberían facilitarnos la interacción. Esencialmente, hemos agrupado y conectado electrónicamente a los médicos, pero no hemos aprovechado lo que los médicos pueden ofrecer cuando están agrupados o conectados”, ha sentenciado.

A su juicio, lo que este estudio sugiere es que la motivación intrínseca de los médicos es “profunda”. “Está ahí, pero a menudo se ve socavada por nuestro sistema. Tenemos que aprovecharla mejor”, finaliza.


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