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Los osos polares pierden un kilo diario durante los veranos prolongados

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MADRID, 13 (SERVIMEDIA)

El aumento de las temperaturas hace que los veranos se alarguen en el Ártico y ello eleva el riesgo de morir de hambre por parte de los osos polares, puesto que pueden perder un kilo al día y no se adaptan al cambio climático como los osos pardos.

Esa es la conclusión principal de un estudio realizado por investigadores de Estados Unidos y publicado este martes en la revista ‘Nature Communications’.

Los científicos observaron de cerca a 20 osos polares durante tres semanas de verano para comprobar sus estrategias de mantener las reservas de energía, como descansar y buscar comida.

Sin embargo, casi todos los osos polares analizados perdieron peso rápidamente, alrededor de un kilo al día.

Algunos científicos han especulado que los osos polares podrían adaptarse a las temporadas más largas sin hielo debido al calentamiento climático actuando como sus parientes los osos pardos y descansando o comiendo alimentos terrestres. Los animales examinados en el nuevo estudio probaron ambas estrategias, pero con poco éxito.

“Ninguna de las estrategias permitirá que los osos polares existan en la tierra más allá de un cierto periodo de tiempo. Incluso los osos que buscaban comida perdieron peso corporal al mismo ritmo que los que se tumbaron”, subraya Charles Robbins, director del Centro de Osos de la Universidad Estatal de Washington y coautor del estudio, quien añade: “Los osos polares no son osos pardos con abrigos blancos. Son muy, muy diferentes”.

GRANDES DE TAMAÑO

Generalmente más grandes que los osos grizzly, los polares machos adultos pueden medir tres metros y pesar unos 680 kilos, en comparación con los 2,5 metros y 360 kilos de los osos grizzly.

Para mantener esa gran masa, los osos polares dependen de la grasa de las focas, rica en energía, que capturan mejor en el hielo.

Se sabe poco sobre el gasto de energía y el comportamiento de los osos polares cuando están confinados en tierra, por lo que los investigadores utilizaron collares con cámaras de vídeo y GPS para rastrear a ejemplares que veraneaban en la región occidental de la bahía de Hudson en Manitoba (Canadá).

Así, querían ver qué comían y hacían durante el largo tiempo que permanecían en tierra cuando su presa preferida, las focas, estaba fuera de su alcance en verano. También pesaron a los osos antes y después del periodo de observación, y midieron su gasto energético.

“Encontramos una diversidad real de comportamientos de los osos y, como resultado, vimos una amplia gama de gastos de energía”, recalca Anthony Pagano, biólogo investigador de vida silvestre del Programa de Investigación del Oso Polar del Servicio Geológico de Estados Unidos.

Muchos de los osos polares machos adultos simplemente se tumbaban para conservar energía, quemando calorías a un ritmo similar al de la hibernación. Otros buscaban alimento activamente y consumían cadáveres de aves y caribúes, así como bayas, algas marinas y pastos.

SOLO UNO GANÓ PESO

En total, los investigadores encontraron un rango cinco veces mayor en el gasto de energía desde un oso adulto que descansaba el 98% del tiempo hasta el más activo que recorría 330 kilómetros. Algunas hembras adultas pasaban hasta un 40% de su tiempo buscando comida. Sin embargo, toda esa actividad no dio sus frutos.

“Los alimentos terrestres les dieron algún beneficio energético, pero en última instancia, los osos tuvieron que gastar más energía para acceder a esos recursos”, indica Pagano.

Tres osos polares analizados nadaron largas distancias, uno de ellos alrededor de 175 kilómetros a través de la bahía. Dos encontraron cadáveres en el agua -una beluga y una foca-, pero ninguno pudo alimentarse mientras nadaba ni llevarlos de vuelta a tierra.

Sólo uno de los 20 osos ganó peso después de tropezar con un mamífero marino muerto en tierra.

El estudio se centró en la extensión más meridional de la zona de distribución de los osos polares en el oeste de la bahía de Hudson, donde el calentamiento climático probablemente afecte a los osos a un ritmo más rápido que otras regiones árticas.

La población de osos polares en la zona ya ha disminuido un 30% desde 1987. El nuevo estudio indica que los osos polares en todo el Ártico corren el riesgo de morir de hambre a medida que continúa creciendo el periodo sin hielo por el calentamiento global.

“Como los osos polares se ven obligados a llegar a tierra antes, se reduce el periodo en el que normalmente adquieren la mayor parte de la energía que necesitan para sobrevivir”, señala Pagano, quien concluye: “Con un mayor uso de la tierra, la expectativa es que probablemente veamos un aumento en la hambruna, particularmente entre los adolescentes y las hembras con cachorros”.


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