MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), César García Magán, ha situado al Papa emérito Benedicto XVI, fallecido este sábado, en la “senda de los grandes doctores de la Iglesia”. El título de Doctor de la Iglesia se otorga a ciertos santos en razón de su erudición y como reconocimiento por ser eminentes maestros de la fe.
“Su magisterio se inscribe a la altura de los grandes papas, de los grandes teólogos que han sido calificados como doctores de la Iglesia”, ha asegurado García Magán este sábado, en una rueda de prensa, con motivo del fallecimiento del Papa emérito.
Así, ha insistido en que Benedicto XVI “se inscribe en esa senda de los grandes doctores de la Iglesia”, aunque ha puntualizado que ese “juicio definitivo” sobre si tiene que ser proclamado santo y doctor, “lo tiene la Iglesia”.
“Ese juicio definitivo lo tiene la Iglesia, el título de doctor va unido a un reconocimiento de santidad, eso corresponde a la Iglesia, yo he dicho ese deseo y es la Iglesia la que tiene que decidirlo pero, ciertamente, al margen del tema de la santidad, me refiero al doctorado en sentido amplio. Es equiparable el magisterio de Joseph Ratzinger a los grandes teólogos de la historia de la Iglesia”, ha abundado.
En concreto, ha recordado que en el Concilio Vaticano II fue “perito conciliar” y “uno de los grandes teólogos” junto a otras figuras que “tuvieron una influencia muy positiva en los documentos fundamentales del concilio”. A esto se suma su tarea docente en universidades alemanas, después como obispo, cardenal y como prefecto de la Doctrina de la Fe, “cultivando” en todo momento esa “dimensión intelectual”.
El secretario general de los obispos españoles ha recordado que tuvo “contactos personales” con Benedicto XVI cuando trabajaba para la Santa Sede y ha destacado de él su “cercanía y sencillez”, así como la “cordialidad y empatía que establecía con su interlocutor”.
Además, García Magán ha expresado el “dolor” de los obispos por la pérdida del pontífice emérito que, según ha destacado, tenía “una relevancia de carácter social e internacional” por su figura, su ministerio y su magisterio.
“El Papa se inserta en esa estela de grandes pontífices del siglo XX y XXI que han significado uno de los momentos más altos de la historia de la Iglesia y del pontificado con varios papas beatos y santos”, ha remarcado.
En este sentido, ha destacado que, aunque el suyo fue un pontificado “relativamente corto” en comparación con el de Juan Pablo II, fue “de una riqueza especial” por la preparación humana y espiritual de Ratzinger, con esa “humildad y disponibilidad” que le caracterizaban.
UN HUMILDE TRABAJADOR DE LA VIÑA DEL SEÑOR
Precisamente, ha recordado que Benedicto XVI, en sus primeras palabras, dijo que era “un humilde trabajador de la viña del Señor” y así lo ha sido, según García Magán, “hasta los últimos momentos, en los que ha vivido una especie de vida oculta”, como emérito, una vida “monástica”.
Esa “intensidad” del pontificado, según ha añadido, estaba muy presente en su magisterio “rico y profundo”, no solo en sus tres encíclicas, que ha invitado a “releer” en estos momentos de “dificultades y de crisis” –especialmente, la que trata sobre la esperanza–, sino también en sus catequesis y en sus libros.
También ha subrayado su relación con España, marcada no solo por esos tres viajes, a Valencia, a Santiago de Compostela y Barcelona, y a Madrid, sino igualmente por “el número de canonizaciones y beatificaciones” ya que canonizó a “cinco santos españoles” y decretó la beatificación de medio millar de mártires de la Guerra Civil española. Asimismo, ha recordado algo “muy importante” que hizo Benedicto XVI para España, como fue la proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia universal.
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