MADRID, 11 (SERVIMEDIA)
Los menores de edad que se encuentran o que han vivido con una familia de acogida pusieron de manifiesto este jueves que esta experiencia ha contribuido a cambiarles la vida y reclamaron dar visibilidad a este modelo para que otros chavales tengan las mismas oportunidades que ellos han tenido.
Así se puso de manifiesto durante la celebración en la sede de Cruz Roja Española en Madrid de un acto en el que la organización presentó un informe sobre los sistemas de soporte a las familias de acogida en el que participaron su presidenta, María del Mar Pageo; su directora de Estudios e Innovación Social, Estrella Rodríguez; y la directora general de Derechos de la Infancia y la Adolescencia del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, Lucía Losoviz.
En el evento también tuvo lugar una mesa redonda en la que contaron su experiencia Mar Mata y Jorge Muñoz, un matrimonio de Castilla y León que lleva 23 años acogiendo a menores; Isabel Gutiérrez, una joven de 30 años natural de Palencia y que se ha emancipado de su familia de acogida tras estudiar diseño de moda; y María de los Ángeles, una joven de 20 años que reside en Madrid donde estudia magisterio, y que se encuentra en una situación de prolongación de las medidas de acogimiento de su familia, que vive en Burgos.
Isabel Gutiérrez expuso que desde muy pequeña vivió en un centro de acogida, del que salió cuando a los 10 años escribió una carta en la que pedía tener una familia. Al principio, estuvo con su familia de acogida en una fórmula de acogimiento temporal que con el tiempo se convirtió en permanente. Durante ese tiempo, no perdió el contacto con sus familiares biológicos.
La joven agradeció a su familia de acogida y a Cruz Roja Española la oportunidad que le ofrecieron, ya que gracias a ellos pudo tener una vida que “no hubiera podido tener”.
A pesar de ello, deploró que la actuación de la administración (en su caso, la Junta de Castilla y León) es “lenta y farragosa”, y lamentó lo errático de su funcionamiento, lo que obliga a dar “muchas explicaciones, incluso para operarte de urgencia por una apendicitis).
En el tema escolar, señaló que todo dependen del “compromiso” de los docentes, ya que en su caso había profesores que la castigaban en el pasillo por ser “conflictiva”, una situación que cambió gracias a la ayuda de la directora del centro escolar donde estudió, lo que motivó que pasara de suspender prácticamente todas las asignaturas a gustarle estudiar.
En ese sentido, reclamó ayudas para las familias biológicas cuyos hijos están en una situación de acogida, lo que le permitió rememorar que sus padres, con quienes mantenía contactos periódicos, agradecían la ayuda que recibía, hasta el punto de poder juntar a “mis dos familias” (la biológica y la de acogida) en su graduación.
Del mismo modo, pidió “tener visibilización, necesitamos que nos escuchen” para que esta fórmula sea conocida a nivel ciudadano y otros chavales tengan sus mismas oportunidades.
En la misma línea, María de los Ángeles explicó que desde los 7 años ha estado con familias de acogida. La primera experiencia, que duró año y medio, no salió bien, pero la segunda “me ha cambiado la vida”. Luego de reconocer que fue “una niña muy difícil”, reseñó que “puso todo su empeño y ha podido conmigo”.
Indicó que a los ocho años apenas sabía leer, pero gracias al empeño de su familia de acogida y del colegio donde estudió revirtió su situación hasta el punto de estar estudiando actualmente una carrera universitaria.
María de los Ángeles lamentó la ausencia de ayudas y de orientación cuando acabe el acogimiento y pidió que los agentes implicados se esfuercen a apoyarles para “salir adelante y tener una vida nueva”.
“COMO LA VIDA MISMA”
Por su parte, Camino Mata denunció el “choque con la burocracia” de las familias de acogida y abundó en el “desconocimiento” existente entre la ciudadanía de esta fórmula. “Se necesitaría hacernos más visibles”, dijo.
También se revolvió contra el paternalismo existente hacia las familias de acogida al proclamar que “no tenemos el cielo ganado, cualquiera puede ser acogedor”; sin embargo, previno contra “la idealización” que se tiene del acogimiento, al cual definió como “la vida misma”.
Camino Mata deslizó que “se está perdiendo la formación” en el acogimiento, obviando el testimonio de las “familias veteranas”, cuya experiencia puede resultar clave para las que se animan por primera vez a acoger a menores.
Por último, Jorge Muñoz comentó que el acogimiento es “como cuidar a tus propios hijos, es sentido común”.
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