MADRID, 06 (SERVIMEDIA)
Los programas de trasplante hepático infantil alcanzan una tasa de supervivencia de cerca del 95% mientras que en 2023 se realizaron 77 de estas intervenciones en los cuatro hospitales españoles donde se llevan a cabo, según se puso de manifiesto en el 70º Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que se celebra entre el 6 y el 8 de junio en Córdoba.
En la actualidad, la tasa de supervivencia se sitúa entre el 90% y el 95%, la más alta desde que se inició este tipo de intervenciones. Esto fue posible gracias a las investigaciones realizadas para conseguir “mejores técnicas quirúrgicas e inmunosupresión, lo que ofrece una calidad de vida similar a la de los individuos no trasplantados”, aseguró la miembro de la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, la doctora Mónica Rodríguez Salas.
Es necesario llevar a cabo esta terapia “en aquellas hepatopatías agudas o crónicas en las que las terapias convencionales fracasaron o no existe otro tratamiento paliativo. Y consiste en sustituir el hígado afectado por un hígado o parte del mismo obtenido a través de la donación”, aclaró la experta.
“Existen varios tipos de donación, según de donde provenga el hígado: la de cadáver, procedentes de personas que han aceptado el proceso de donar sus órganos para quienes lo necesiten; o un familiar directo vivo, mayor de edad, que sea compatible y acepte libremente la donación”.
DONANTE VIVO
La principal ventaja de realizar el trasplante hepático con un donante vivo es evitar un periodo largo en la lista de espera, así como poder programar el día del trasplante. En cuanto a los resultados de la intervención, la doctora Rodríguez Salas aseguró que no existe diferencia entre ambas opciones.
Por contra, sí hay una desventaja hacia el donante vivo, tal y como explicó la experta: “El donante se somete a una cirugía en la que pueden presentarse complicaciones, aunque tiene bajo riesgo de mortalidad”.
“Actualmente, el trasplante con donación de cadáver es mayoritario gracias a las altas tasas de donación cadáver que hay en España. No obstante, se ofrece la donación en vivo como vía paralela, si es necesaria”, apuntó la especialista.
En ese sentido, es reseñable que, en 2023, en el programa de trasplante hepático infantil del Hospital Reina Sofía, se realizaron 11 trasplantes, ninguno de ellos con donante vivo.
RETOS DEL TRASPLANTE
A pesar de que en la actualidad la supervivencia en estas intervenciones sea alta, para la doctora Rodríguez Salas aún quedan muchos retos a los que enfrentarse: “El más importante es investigar dianas terapéuticas más conservadoras para las enfermedades hepáticas congénitas, con el objetivo de que sea posible retrasar todo lo posible el trasplante”.
En esta línea, añadió, “han surgido en los últimos cinco años medicamentos denominados inhibidores del transportador ileal del ácido biliar, que pueden retrasar la progresión de la enfermedad en diferentes colestasis genéticas. Resulta muy prometedor, aunque los resultados todavía deben refrendarse en cohortes amplias de individuos”.
Por otro lado, la especialista consideró necesario un mayor conocimiento de los avances en hepatología infantil por parte del resto de los pediatras: “Es todavía una gran desconocida. Uno de nuestros retos históricos es darla a conocer para que los niños con hepatopatias reciban los cuidados que necesitan y tengan una derivación precoz a un centro especializado”, concluyó.
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