MADRID, 16 (SERVIMEDIA)
Los futbolistas masculinos de élite tienen 1,5 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas en comparación con la población general debido a los cabezazos con el balón.
Esa es la conclusión principal de un estudio observacional realizado por un equipo de ocho investigadores de Suecia y publicado este viernes en la revista ‘The Lancet Public Health’.
El estudio se basa en 6.007 jugadores de fútbol masculino que compitieron en la máxima división de la liga sueca entre 1924 y 2019, de los cuales 537 (un 9%) fueron diagnosticados con una enfermedad neurodegenerativa, en comparación con un 6% de las personas que participaron en un grupo de control general (3.485 de 56.168).
Los jugadores de fútbol de élite tenían un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, pero su riesgo de enfermedad en las neuronas motoras (incluida la ELA) no aumentó y el de enfermedad de Parkinson resultó menor. Y el riesgo de demencia es más alto entre los jugadores de campo que en los porteros.
Los futbolistas eran tanto aficionados como profesionales. Suecia fue una nación futbolística destacada durante el siglo XX y muchos de los jugadores de la primera división competían al más alto nivel internacional. Sin embargo, debido a los ideales de deportividad y amateurismo, a los clubes de fútbol suecos no se les permitió pagar salarios a sus futbolistas hasta finales de la década de 1960.
En los últimos años ha habido una creciente preocupación por la exposición a traumatismos craneales en el fútbol y si puede conducir a un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas más adelante en la vida.
OTRO ESTUDIO EN ESCOCIA
Un estudio anterior realizado en Escocia sugirió que los futbolistas tenían 3,5 veces más probabilidades de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. A raíz de esta evidencia, ciertas asociaciones de fútbol pusieron en marcha medidas para reducir los cabezazos en grupos de edad más jóvenes y entornos de entrenamiento.
“Si bien el aumento del riesgo en nuestro estudio es ligeramente menor que en el estudio anterior de Escocia, confirma que los futbolistas de élite tienen un mayor riesgo de enfermedad neurodegenerativa más adelante en la vida. Dado que hay cada vez más llamamientos dentro del deporte para tomar mayores medidas para proteger la salud del cerebro, nuestro estudio se suma a la base de evidencia limitada y puede usarse para guiar las decisiones sobre cómo manejar estos riesgos”, explica Peter Ueda, profesor asistente en el Instituto Karolinska (Suecia).
El estudio utilizó los registros nacionales de salud de Suecia para buscar registros de enfermedades neurodegenerativas (diagnósticos, muertes o uso de medicamentos recetados para la demencia) en 6-007 jugadores de fútbol masculino que habían jugado en la máxima división sueca entre 1924 y 2019.
Comparó el riesgo de los jugadores de enfermedad neurodegenerativa con personas que participaron en controles poblacionales y que fueron emparejadas con futbolistas según el sexo, la edad y la región de residencia.
El análisis desglosó el riesgo de diferentes afecciones neurodegenerativas, incluidas la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, la enfermedad de las neuronas motoras y la enfermedad de Parkinson. También comparó los riesgos entre los jugadores de campo y los porteros.
Los autores advierten de que, aunque a un 9% de los jugadores de fútbol y a un 6% de las personas de controles poblacionales se les diagnosticó una enfermedad neurodegenerativa durante el estudio, la mayoría de los participantes seguían vivos al final de la recopilación de datos, por lo que es probable que el riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa durante toda la vida para ambos grupos puede ser más alto.
PORTEROS Y JUGADORES DE CAMPO
En una comparación directa, los jugadores de campo tenían un riesgo 1,4 veces mayor de enfermedad neurodegenerativa en comparación con los porteros.
“Los porteros no tienen el mismo mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas que los jugadores de campo. Los porteros rara vez cabecean el balón, a diferencia de los jugadores de campo, pero están expuestos a ambientes y estilos de vida similares durante sus carreras futbolísticas y quizás también después de la jubilación. Se ha planteado la hipótesis de que los traumatismos craneales leves repetitivos sufridos al cabecear el balón son la razón por la que los jugadores de fútbol tienen un mayor riesgo y podría ser que la diferencia en el riesgo de enfermedades neurodegenerativas entre estos dos tipos de jugadores apoye esta teoría”, subraya Ueda.
Los futbolistas tenían un riesgo 1,6 mayor de padecer la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en comparación con la población general, pero no hubo un aumento significativo del riesgo de enfermedades en neuronas motoras, como la ELA, y el de contraer párkinson resultó menor entre los jugadores de fútbol, que, además, tuvieron una tasa de mortalidad ligeramente inferior.
“La mortalidad general más baja que observamos entre los futbolistas indica que su salud general era mejor que la de la población general, probablemente debido a que mantienen una buena forma física al jugar fútbol con frecuencia. La actividad física se asocia con un menor riesgo de demencia, por lo que se podría plantear la hipótesis de que los riesgos potenciales de los impactos en la cabeza se compensan en cierta medida con una buena forma física. Una buena condición física también puede ser la razón detrás del menor riesgo de enfermedad de Parkinson”, indica Björn Pasternak, investigador principal del Instituto Karolinska.
- Te recomendamos -