MADRID, 18 (SERVIMEDIA)
Los frailes agustinos de Cambridge (Reino Unido) en la Edad Media tenían casi el doble de probabilidades que la población general de esa ciudad de ser infectados por parásitos intestinales, pese a que la mayoría de los monasterios de la época tenían letrinas e instalaciones para lavarse las manos, a diferencia de las casas de los trabajadores comunes.
Así se explica en un estudio liderado por investigadores del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge y publicado este viernes en la revista ‘International Journal of Paleopathology’.
Los autores indican que esa diferencia en la infección parasitaria puede deberse a que los monjes abonaban los cultivos en los jardines con sus propias heces o compraban fertilizantes que contenían excrementos humanos o de cerdo.
Este estudio es el primero que compara la prevalencia de parásitos en personas de una misma comunidad medieval que vivían diferentes estilos de vida y, por tanto, podrían haber diferido en su riesgo de contagio.
La población de la Cambridge medieval estaba formada por residentes de monasterios, frailes y conventos de varias de las principales órdenes cristianas, junto con, comerciantes artesanos, trabajadores, granjeros y personal y estudiantes universitarios.
Arqueólogos de la Universidad de Cambridge investigaron muestras de suelo tomadas alrededor de las pelvis de restos adultos del antiguo Cementerio de Todos los Santos junto a la iglesia parroquial del Castillo, así como de los terrenos donde una vez estuvo el convento agustino de la ciudad.
SIGLOS XII A XIV
La mayoría de los entierros de las iglesias parroquiales datan de los siglos XII al XIV y las personas enterradas en su interior eran principalmente de un nivel socioeconómico más bajo, sobre todo agricultores.
El convento agustino de Cambridge era una casa de estudio internacional, conocida como ‘studium generale’, donde el clero de Gran Bretaña y partes de Europa acudía a leer manuscritos. Fue fundado en la década de 1280 y perduró hasta 1538 antes de sufrir el destino de la mayoría de los monasterios ingleses: cerrado o destruido por la ruptura de Enrique VIII con la Iglesia romana.
Los investigadores evaluaron los restos de 19 monjes de los terrenos del convento y de 25 lugareños del Cementerio de Todos los Santos, y encontraron que 11 de los frailes (58%) estaban infectados por gusanos, en comparación con ocho de la gente del pueblo en general (32%).
Apuntan que estas tasas son probablemente las mínimas y que el número real de infecciones habría sido mayor, pero algunos rastros de huevos de gusanos en el sedimento pélvico habrían sido destruidos con el tiempo por hongos e insectos.
La prevalencia de un 32% de parásitos entre la gente del pueblo está en línea con los estudios de entierros medievales en otros países europeos, lo que sugiere que esto no es particularmente bajo, sino que las tasas de infección en el monasterio fueron notablemente altas.
“Los frailes de la Cambridge medieval parecen haber estado plagados de parásitos”, indica Piers Mitchell, del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, quien añade: “Esta es la primera vez que alguien ha intentado averiguar cómo de comunes eran los parásitos en las personas que seguían diferentes estilos de vida en la misma ciudad medieval”.
SANEAMIENTO DEFICIENTE
Tianyi Wang, también de la Universidad de Cambridge, hizo la microscopía para detectar los huevos del parásito, recalca: “La ascáride fue la infección más común, pero también encontramos evidencia de infección por tricocéfalos. Ambos se propagan por un saneamiento deficiente”.
El saneamiento estándar en las ciudades medievales se basaba en el inodoro de pozo negro: agujeros en el suelo que se usaban para las heces y los desechos domésticos. En los monasterios, sin embargo, los sistemas de agua corriente eran una característica común, incluso para enjuagar la letrina, aunque eso aún no se ha confirmado en el sitio de Cambridge, que solo está parcialmente excavado.
No todas las personas enterradas en los conventos agustinos eran en realidad clérigos, ya que las personas ricas de la ciudad podían pagar para ser enterradas allí. Sin embargo, el equipo de investigadores pudo determinar qué tumbas pertenecían a los frailes a partir de los restos de su ropa.
“Los frailes fueron enterrados con los cinturones que usaban como ropa estándar de la orden y pudimos ver las hebillas de metal en la excavación”, subraya Craig Cessford, de la Unidad Arqueológica de la Universidad de Cambridge.
Dado que las lombrices intestinales y los tricocéfalos se propagan por un saneamiento deficiente, los investigadores argumentan que la diferencia en las tasas de infección entre los frailes y la población en general parece deberse a la forma en que cada grupo lidió con sus desechos humanos.
“Una posibilidad es que los frailes abonaran sus huertas con heces humanas, algo que no era inusual en el periodo medieval, y esto puede haber llevado a infecciones repetidas con los gusanos”, indica Mitchell.
MEJOR ALIMENTACIÓN
John Stockton, un médico de Cambridge que murió en 1361, dejó un manuscrito en el ‘college’ de Peterhouse que incluía la sección ‘De Lumbricis’ (‘Sobre Gusanos’), donde señaló que los gusanos intestinales se generan por el exceso de varios tipos de flema: “Los gusanos redondos y largos se forman a partir de un exceso de flema salada, los gusanos redondos y cortos se forman a partir de la flema ácida, mientras que los gusanos cortos y anchos provienen de la flema natural o dulce”.
El texto prescribe “plantas medicinales amargas” como el aloe y el ajenjo, pero recomienda que se disimulen con “miel u otras cosas dulces” para ayudar a que la medicina baje.
Otro texto (‘Tabula medicine’) encontró el favor de los principales médicos de Cambridge del siglo XV y sugiere remedios recomendados por monjes franciscanos individuales, como Symon Welles, quien abogó por mezclar un polvo hecho de topos en una bebida curativa.
En general, las personas enterradas en los monasterios de la Inglaterra medieval vivieron más que los de los cementerios parroquiales, según investigaciones anteriores, quizás debido a una dieta más nutritiva, algo que denota riqueza.
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