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Los especialistas prevén un aumento de la deuda y de los impuestos a largo plazo para financiar la inversión en defensa

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MADRID, 12 (SERVIMEDIA)

El aumento de la inversión en defensa que planea la Comisión Europea supondrá “un incremento de deuda y de impuestos en el medio plazo”, ya que a pesar del incremento presupuestario de la Unión Europea, que arrancará en 2028, una parte del gasto dependerá solo de los países, sin el respaldo de Bruselas.

El profesor de Economía de la Defensa de la UCM, Antonio Fonfría, señaló que la financiación de esas inversiones se podrá hacer “incrementando la deuda, incrementando el déficit, que Bruselas va a dejar hacerlo, aumentando los impuestos o aumentando el crecimiento económico”. También citó el impulso del mercado de capitales europeos, como aparece en el informe Draghi.

En su opinión, la opción elegida será “un mix de todo”, como expresó durante su intervención en la sesión ‘El panorama geoestratégico actual y su incidencia en la economía española’, organizado por el Consejo General de Economistas (CGE).

Fonfría recordó que si bien los aspectos económicos “son bastante relevantes en el mundo de la defensa”, no debería perderse de vista, en pleno debate sobre el aumento del gasto, que se trata “de un bien público que está por encima de todos y es la seguridad de un país”.

A pesar de que este incremento del gasto coincide en un momento en el que Estados Unidos empieza a retirar la protección a Europa y con la guerra de Ucrania todavía en curso, el general de brigada y director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ceseden, Víctor Bados, insistió en que también tiene repercusiones para España.

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“Parar a Rusia en el Este es combatirlo en el Sur”, explicó sobre la situación geográfica de España. “Rusia está abriendo un segundo frente en África y está irradiando inestabilidad”, aclaró.

LEY DE CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO

Tanto Fonfría como Bados señalaron que el futuro desembolso en defensa, una vez que se pacte en el entorno europea, será difícil de ejecutar si se mantiene la burocracia actual y apuntaron a la ley de contratos del sector público.

Fonfría consideró “absolutamente básico” cambiar esa normativa, “porque genera un estrangulamiento que preocupa”. A su juicio, esta normativa ejerce de “corsé” y resulta “extremadamente garantista” y va en detrimento de la agilización de los procesos y adjudicaciones, un problema que se agrava por la “falta de presupuestos plurianuales”.

Desde el ámbito militar, Bados reconoció que “los recursos llegan cuando ya no hay tiempo material, burocráticamente, para gastarlo”.

Para poner en marcha esos recursos una vez que se aprueben, Fonfría incidió en que España carece de estrategias a largo plazo por lo que será necesario marcarse “unos objetivos muy claros, unos instrumentos, unas políticas y una dotación presupuestaria”. Todo ello enfocado a decidir qué va a comprar España a las empresas de defensa, qué presupuesto va a asignar y cuál es el tiempo de esas compras, así como las necesidades de defensa en los próximos diez años.

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Bados recomendó que las estrategias en defensa también piensen en las empresas, porque, como consecuencia de la “desinversión en los dividendos de la paz”, ahora resultan incapaces de abastecer a todo occidente.

Además, dado el cambio geopolítico, Fonfría tampoco descartó que los bancos se abran a financiar proyectos de defensa, algo a lo que se mostraban reacios hasta el momento porque el “olor a defensa tenía costes reputacionales”. En la misma línea, podrían sumarse los fondos de inversión, aunque su problema es que “quieren rentabilidad a corto plazo y la defensa madura a muy largo plazo”.

Ahora, también se ha abierto la puerta a que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) conceda préstamos a proyectos de seguridad.

CÓMPUTO DEL GASTO

Otra de las cuestiones en las que trabaja Bruselas es decidir qué conceptos de gasto en defensa podrán incluirse dentro de las cláusulas de escape de las reglas fiscales. España, como adelantó este martes el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, quiere que también se tengan en cuenta la ciberseguridad y el control de las fronteras.

“España está buscando por las esquinas dinero que se pueda computar como gasto en defensa y se nos están viendo los colores. Ahora toca correr”, lamentó Fonfría.

El profesor de Economía de la Defensa matizó que existen distintos estándares para computar el gasto, aunque, en su opinión, el adecuado para España y la Unión Europea debería ser el que marca la OTAN, ya que se encuadran dentro de la organización.

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Por su parte, el director del Ceseden advirtió de que “el concepto de seguridad es muy amplio” y precisó que existe “un error conceptual cuando se habla de equipamiento”, como uno de los destinos del aumento del gasto en defensa. Hablar de inversión implica, para el general de brigada, incluir no solo al material, sino también al personal, la doctrina y otras “muchas capacidades que se han perdido por la desinversión”.

CAMPEONES NACIONALES

La industria de defensa en Europa y España ha ido un paso por detrás de la de Estados Unidos, porque en la UE “cada uno es soberano en su industria”, como comentó Fonfría.

El resultado de estas políticas es que ahora se echan en falta los grandes “campeones nacionales” y España está tratando de construirlos con Indra y Telefónica, según el profesor. Sin embargo, para conseguirlo se necesita “una estrategia” que pasa por “ganar autonomía estratégica y posicionarse en el mercado europeo”, algo en lo que las empresas españolas han tenido dificultades por su tamaño y ahora “buscan aumento de masa”.

Pese a ello, Fonfría subrayó que la industria española de defensa “es competitiva”, sobre todo en nichos tecnológicos.


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