MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Los cambios psicológicos o de conducta pueden preceder a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Esta es una de las principales conclusiones del webinar ‘Deterioro comportamental leve como pródromo de las demencias’, organizado este miércoles por la Confederación Española de Alzheimer y otras demencias (Ceafa), que contó con el doctor de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm), Luis Agüera Ortiz.
Durante el seminario web, el doctor explicó que el deterioro comportamental leve se refiere a pequeños cambios de personalidad, así como síntomas psiquiátricos o de comportamiento que anteceden al deterioro cognitivo. Sin embargo, aunque la existencia de este tipo de deterioro no significa que haya deterioro cognitivo “puede ser una señal de alerta”, afirmó Agüera. En este sentido, apuntó que los síntomas neuropsiquiátricos en las demencias tienen una prevalencia de hasta el 97% a lo largo de la enfermedad.
La neurodegeneración se puede manifestar con cambios de personalidad, así como síntomas psiquiátricos o de comportamiento que preceden al deterioro cognitivo. “No es infrecuente que pacientes con síntomas neuropsiquiátricos leves sin deterioro cognitivo reciban diagnósticos psiquiátricos, como, por ejemplo, de depresión, sin tener en cuenta la posibilidad de que exista una enfermedad neurodegenerativa subyacente que se ha pasado por alto”, apuntó el experto, lo que se traduce en retrasos en el diagnóstico y una atención inadecuada.
Es habitual que en las personas con deterioro comportamental leve aparezcan los síntomas neuropsiquiátricos en el inicio de la edad madura o avanzada y persistan al menos de forma intermitente más de 6 meses, “lo que representaría un claro cambio respecto a su personalidad o comportamiento previos”, comentó el experto.
CINCO ÁREAS DE AFECTACIÓN
Durante su intervención, el profesional expuso que hay cinco áreas de funcionamiento psicológico que se pueden ver afectadas en estas personas: problemas en la motivación, afecto, control de impulsos, ajuste social, pensamiento y percepción. En este punto, Agüera afirmó que, en el deterioro comportamental leve, “el deterioro de la función social, ocupacional o interpersonal es atribuible a los cambios en la personalidad y el comportamiento y no al deterioro de la cognición”.
El deterioro comportamental leve es útil para evaluar los síntomas psiquiátricos como marcadores de etapas preclínicas y prodrómicas de enfermedad neurodegenerativa. Sin embargo, “hasta ahora se dispone de herramientas solo para cuando la persona tiene una demencia clara, pero necesitamos otras, por ello, hemos desarrollado una pequeña escala (Mild Behavioral Impairment Checklist (MBI-C) – Cuestionario de Deterioro Comportamental Leve) que trata de capturar estos cambios sutiles de pacientes que no tienen demencia”, explicó el doctor.
Para finalizar, el profesional subrayó que desde el punto de vista médico y clínico la escala sirve para estimar la prevalencia de este deterioro comportamental leve, pronosticarlo y hacer pensar que puede haber un deterioro cognitivo leve y síntomas que pueden ser susceptibles de terapias farmacológicas y no farmacológicas. Además, también es una buena herramienta para la investigación neurobiológica. “Detectar estadios leves de esta enfermedad también nos ayuda a saber más sobre la enfermedad en su conjunto”, concluyó el experto.
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