MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
Los bonobos, que son uno de los cuatro grandes simios (junto con los chimpancés, los gorilas y los orangutanes), pueden intuir la ignorancia de los demás en el juego de la bolita, una capacidad que se creía que era exclusiva de los humanos.
Así se explica en un estudio realizado por investigadores del Grupo de Orígenes Sociales y Cognitivos de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) y publicado este lunes en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
“La capacidad de percibir lagunas en el conocimiento de los demás es la base de nuestros comportamientos sociales más sofisticados, fundamental para la forma en que cooperamos, nos comunicamos y trabajamos juntos de forma estratégica”, apunta Chris Krupenye, profesor adjunto de psicología y ciencias del cerebro en la Universidad Johns Hopkins.
Krupenye añade: “Dado que esta denominada teoría de la mente sustenta muchas de las capacidades que hacen únicos a los humanos, como la enseñanza y el lenguaje, muchos creen que está ausente en los animales. Pero este trabajo demuestra los ricos cimientos mentales que comparten los humanos y otros simios, y sugiere que estas capacidades evolucionaron hace millones de años en nuestros antepasados comunes”.
Krupenye y Luke Townrow, doctorando en la Johns Hopkins, trabajaron con tres bonobos machos (Nyota, de 25 años; Kanzi, de 43; y Teco, de 13), todos ellos residentes en Ape Initiative, una organización sin fines de lucro dedicada a la investigación y la educación de grandes simios en Iowa (Estados Unidos).
Durante el experimento, uno de los bonobos se sentaba con Townrow, uno frente al otro a través de una mesa. El simio observaba cómo una segunda persona colocaba una golosina, una uva o un cereal Cheerio bajo uno de tres vasos.
A veces Townrow podía ver dónde iba la golosina y otras ocasiones no. El bonobo podía quedarse con la golosina si el investigador la encontraba.
DOS VISIONES
Independientemente de si Townrow había visto o no dónde estaba escondida la golosina, la uva o el cereal, decía: “¿Dónde está la uva?”. Y esperaba 10 segundos.
Si había visto que la golosina estaba escondida, durante esos 10 segundos el bonobo normalmente se quedaba quieto esperando a que llegara la golosina. Pero cuando Townrow no había visto dónde estaba escondida la golosina, el simio señalaba rápidamente el vaso correcto, a veces de forma bastante demostrativa.
“Uno de ellos, Kanzi, que estaba muy motivado por la comida, señalaba repetidamente en ciertas fases del experimento; daba golpecitos varias veces para llamar nuestra atención y era bastante insistente al respecto”, explica Krupenye.
Este trabajo es el primero en replicar en un entorno controlado hallazgos similares en la naturaleza que sugieren que los chimpancés vocalizan para advertir a sus compañeros de grupo que ignoran amenazas potenciales, como una serpiente.
“Predijimos que si los simios realmente están rastreando la ignorancia, cuando sus compañeros carecen de conocimiento, señalarán con más frecuencia y más rápidamente, y eso es exactamente lo que hicieron”, indica Krupenye.
Este investigador añade: “Los resultados también sugieren que los simios pueden tener simultáneamente dos visiones del mundo en conflicto en su mente. Saben exactamente dónde está la comida y, al mismo tiempo, saben que la visión de su compañero sobre la misma situación carece de esa información”.
Krupenye subraya: “Hay debates en el campo sobre las capacidades de los primates y para nosotros fue emocionante confirmar que realmente tienen estas ricas capacidades que algunas personas les han negado”.
- Te recomendamos -