BRUSELAS, 16 (EUROPA PRESS)
Los Veintisiete han respaldado este miércoles la propuesta de la Comisión Europea para retrasar un año, hasta diciembre de 2025, la aplicación de la nueva ley que obligará a las empresas a comprobar y demostrar que los productos como el café, el cacao o el aceite de palma que comercialicen en la Unión Europea no provienen de producciones que estén generando deforestación.
El Consejo ha apoyado este retraso ante la falta de elementos clave como documentos de orientación para ayudar a las empresas y los países a aplicar mejor las normas.
Por tanto, a falta del visto bueno del Parlamento Europeo, las obligaciones derivadas de este reglamento serán vinculantes a partir del 30 de diciembre de 2025, para grandes operadores y, desde el 30 de junio de 2026, para las pequeñas empresas.
Los Veintisiete consideran que esto aportará seguridad jurídica, previsibilidad y tiempo suficiente para una aplicación fluida y eficaz de las normas, al tiempo que defienden, como ha hecho la propia Comisión, que esta modificación no afectará a la ambición de la normativa.
Bruselas justificó que tomaba este paso tras escuchar la preocupación de socios internacionales por la complejidad para cumplir a tiempo con el nuevo marco legal comunitario, una reforma para la que también gobiernos como el alemán de Olaf Scholz habían planteado una prórroga.
DISPOSICIONES DE LA LEY
La nueva regulación para luchar contra la deforestación en zonas como la Amazonía obligará a las empresas a presentar una declaración de “diligencia debida” que acredite que han verificado que no se han dañado bosques para su producción. Las compañías incumplidoras se expondrán a sanciones de al menos un 4% de su facturación anual en el mercado europeo.
Los productos cubiertos por la nueva legislación son el ganado, el cacao, el café, el aceite de palma, la soja y la madera, incluidas producciones que contengan, se hayan alimentado o se hayan fabricado con estas materias primas (como el cuero, el chocolate y los muebles).
También abarca productos como el caucho, el carbón vegetal, los productos de papel impreso y una serie de derivados del aceite de palma, así como una definición más amplia de degradación forestal que incluye la conversión de bosques primarios o bosques de regeneración natural en plantaciones forestales o en otras tierras boscosas y la conversión de bosques primarios en bosques plantados.
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