Las paramilitares denuncian que el informe de la ONG contiene errores relacionados con datos, lugares y fechas
MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
Las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán han negado “categóricamente” las acusaciones de la ONG Human Rights Watch (HRW), que el pasado martes culpó a las RSF y a milicias árabes aliadas de ejecutar a 28 miembros de la comunidad massalit en un ataque ejecutado en mayo en el estado de Darfur Occidental, reclamando al Tribunal Penal Internacional (TPI) que investigase estos crímenes.
“Las RSF respetan el Derecho Internacional Humanitario, los tratados y los acuerdos relativos a los Derechos Humanos. Se consideran normas fundamentales a seguir por todas las fuerzas regulares encargadas de llevar a cabo cualquier misión, ya sea dentro o fuera de las fronteras de Sudán”, ha dicho este viernes el portavoz de las RSF en un comunicado, asegurando que se toman las acusaciones de HRW “muy en serio”.
En la misma nota, el portavoz de las paramilitares ha asegurado que “las alegaciones sobre la implicación de las RSF en esta actividad que figura en el informe no se basan en pruebas sólidas” y que lo ocurrido en la zona “es un conflicto tribal de larga duración, en el que no están implicadas las RSF”.
Asimismo, han denunciado que “parte de la información presentada en el informe de HRW se basa parcialmente en fuentes poco fiables y contiene errores relacionados con datos, lugares y fechas”. “Estas discrepancias han dado lugar a conclusiones erróneas y a informes poco precisos en los medios de comunicación”, han añadido.
LAS RSF PIDE QUE NOS SE HAGAN “ACUSACIONES PREMATURAS”
Las Fuerzas de Apoyo Rápido han explicado que Human Rights Watch no contactó con las RSF para “pedir su explicación antes de hacer una acusación tan fuerte” y que, “en consecuencia, no se enteraron de que todo el personal de las RSF había sido retirado oficialmente de todas las zonas del estado antes de estos sucesos”.
Por otro lado, la portavocía de las RSF ha destacado las directivas de sus dirigentes dirigidas a su personal desplegado en Darfur Occidental “para que se abstengan de participar en hostilidades, mantengan sus posiciones y actúen con moderación”.
Además, han subrayado que ya en su declaración del pasado 15 de junio sobre los sucesos de Darfur Occidental, hicieron hincapié en “la necesidad de una investigación justa por partes neutrales” y pidieron que “se evitaran las acusaciones antes de haber establecido los hechos”.
Por último, en el comunicado se señala que el informe de HRW “no tiene en cuenta el testimonio de la segunda parte implicada en el conflicto tribal, a saber, las tribus árabes” y que “tampoco se menciona el origen y las causas del conflicto, centrándose deliberadamente en una de las partes y dirigiendo (hacia ella)”.
“Las RSF reiteran su compromiso y voluntad de investigar las acusaciones con seriedad e instan a todas las partes a evitar acusaciones prematuras antes de establecer la verdad de lo ocurrido. Seguimos dedicados a defender los DDHH y a garantizar la justicia y la estabilidad en la región”.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido se muestran “dispuestas a comprometerse y colaborar con HRW para garantizar el suministro de datos fiables y de toda la información necesaria que pueda ayudar a garantizar una investigación justa e imparcial”, concluye el comunicado.
La ONG indicó el pasado martes en un informe que las RSF y milicias árabes aliadasirrumpieron el 28 de mayo en la localidad de Misterei, donde residen miles de personas –mayoritariamente miembros de la comunidad massalit–, donde además mataron e hirieron a decenas de civiles, en el marco del conflicto desatado el 15 de abril entre el Ejército sudanés y las RSF.
En la mencionada publicación detallaban que los asaltantes mataron a personas en sus hogares, en las calles o en los lugares en los que intentaron esconderse, tras lo que abrieron fuego contra personas que intentaban escapar, hiriendo a varios niños, y se dedicaron a saquear e incendiar la mayoría de la ciudad, provocando la huida de miles de personas hacia Chad.
Las actuales hostilidades entre el Ejército y las paramilitares estallaron en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 de Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
La guerra ha dejado hasta el momento más de 1.100 muertos, según el Ministerio de Salud sudanés, pero las cifras reales podrían ser mucho más elevadas teniendo en cuenta la violencia intercomunitaria desencadenada en las regiones de Kordofán y Darfur.
Además, más de 2,9 millones de personas han sido desplazadas, incluidas casi 700.000 que han huido a países vecinos, según datos publicados la semana pasada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre informaciones de atrocidades diarias y abusos sexuales a gran escala contra las mujeres y niñas del país.
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