MADRID, 02 (SERVIMEDIA)
Las visitas de emergencia hospitalaria por accidente cerebrovascular aumentan después de una ola de calor, sobre todo en el caso de las personas mayores.
Esta es la conclusión principal de una investigación presentada este viernes en ESC Asia, un congreso científico organizado por la Sociedad Europea de Cardiología, la Sociedad de Cardiología del Pacífico Asiático y la Federación de Cardiología de la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
“El cambio climático y el calentamiento global son problemas mundiales y los accidentes cerebrovasculares son una de las principales causas de muerte”, apunta Ryohei Fujimoto, del Hospital Central de Tsuyama y del Departamento de Epidemiología de la Facultad de Medicina, Odontología y Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Okayama (Japón).
Según Fujimoto, el estudio indica que “los adultos mayores pueden ser más susceptibles a un accidente cerebrovascular después de la exposición a climas cálidos”. “Las medidas preventivas, como viviendas aisladas y aire acondicionado, deben considerarse una prioridad de salud pública para proteger a las personas de esta enfermedad debilitante y potencialmente mortal”, añade.
Hay poca información sobre los efectos de las altas temperaturas en el riesgo de accidente cerebrovascular. Este estudio examinó la asociación entre la exposición al calor y las visitas de emergencia por accidente cerebrovascular en adultos mayores.
CASI 3.400 PERSONAS
El trabajo incluyó a 3.367 residentes de Okayama (oeste de Japón). Los participantes tenían 65 años o más y fueron transportados a hospitales de emergencia entre 2012 y 2019 por la aparición de un accidente cerebrovascular durante y varios meses después de la temporada de lluvias.
Los investigadores obtuvieron datos por hora sobre la temperatura exterior, la humedad relativa, la presión barométrica y la concentración atmosférica media de partículas de menos de 2,5 micras de diámetro (PM2,5) de la estación meteorológica de Okayama, gestionada por la Agencia Meteorológica de Japón y el Gobierno de la Prefectura de Okayama.
Los investigadores analizaron la asociación entre temperatura e ictus durante la época de lluvias, un mes después, dos meses después y tres meses después. Se utilizó un diseño de estudio cruzado de casos estratificado en el tiempo en el que, para cada participante, los autores compararon la temperatura del día de la semana en que ocurrió un accidente cerebrovascular (por ejemplo, lunes) con la temperatura del mismo día de la semana sin accidentes cerebrovasculares (por ejemplo, todos los lunes restantes) dentro del mismo mes.
Esto evitó los posibles efectos de confusión de las características individuales, las tendencias temporales a largo plazo, la estacionalidad y el día de la semana.
Los investigadores encontraron que la relación entre la temperatura y la apoplejía era más fuerte un mes después de la temporada de lluvias. Por cada aumento de un grado en la temperatura, hubo un 35% más de riesgo de visitas a emergencias por accidente cerebrovascular después de ajustar la humedad relativa, la presión barométrica y la concentración de PM2,5.
Cuando cada tipo de accidente cerebrovascular se analizó por separado, cada aumento de un grado en la temperatura se asoció con un incremento de un 24% en la probabilidad de accidente cerebrovascular hemorrágico, de un 36% en el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico y del 56% en el riesgo de accidente isquémico transitorio.
SEGUNDO ANÁLISIS
En un segundo análisis, los investigadores evaluaron si existía una posible modificación del efecto según la época de lluvias, es decir, que la asociación entre la exposición (temperatura del aire caliente) y el resultado (visita de emergencia por accidente cerebrovascular) puede ser diferente según una tercera variable (durante y después de la temporada de lluvias).
Para este análisis, el periodo de referencia fue la temporada de lluvias. Nuevamente, la relación fue más fuerte un mes después de esa época. En comparación con la media, hubo un aumento de un 31% en la probabilidad de accidente cerebrovascular por cada aumento de temperatura de un grado.
“Los resultados del segundo análisis sugieren que las condiciones ambientales inmediatamente después de la temporada de lluvias intensifican la relación entre el calor y el accidente cerebrovascular. Además de las altas temperaturas, este periodo se caracteriza por un aumento en la duración de la luz solar y menos lluvia”, explica Fujimoto.
Este investigador concluye que “los adultos mayores deberían tratar de mantenerse frescos durante los periodos de calor, por ejemplo, permaneciendo en el interior durante las temperaturas máximas. Los sistemas de salud pública pueden ayudar proporcionando espacios frescos para que el público escape del calor durante los meses más calurosos del año”.
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