MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
Un gran estudio internacional sobre el riesgo de demencia que involucró a casi 30.000 personas de 18 países que cubren los seis continentes sugiere que las desventajas sociales y económicas -como menos oportunidades educativas y laborales- pueden explicar el mayor riesgo de afección en las mujeres.
Aunque casi no hubo evidencia de diferencias de sexo en la mayoría de los factores de riesgo conocidos para desarrollar demencia, la mayor probabilidad de que las mujeres desarrollen la afección fue más pronunciada en los países más pobres.
Jessica Gong, del Instituto George para la Salud Global (Australia), apunta en un estudio publicado en la revista ‘Journal of the Alzheimer’s Association’ que, si bien investigaciones anteriores habían demostrado que las mujeres tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia que los hombres a lo largo de su vida, en parte porque tienden a vivir más, la edad por sí sola puede no explicar completamente esta diferencia.
“La mayoría de las investigaciones que estiman la incidencia de la demencia hasta la fecha se han realizado en países de altos ingresos, con muy pocos datos disponibles en los países que en realidad soportan la mayor carga”, añade.
Gong subraya al respecto: “Encontramos que, cuando se ajustaba por edad, las tasas de demencia eran más altas entre los países de ingresos bajos a medianos bajos, y más altas en las mujeres que en los hombres”.
Se prevé que la cantidad de personas que viven con demencia supere los 150 millones para 2050 en todo el mundo, tres veces más que en 2019. Las tasas están aumentando más rápidamente en los países de ingresos bajos y medianos, que son menos capaces de manejar el impacto económico y social significativo de esta enfermedad.
SIN LAS MISMAS OPORTUNIDADES
En 2020, el Informe de la Comisión Lancet indicó que hasta un 40% del riesgo de demencia podría atribuirse a 12 factores de riesgo modificables, muchos de los cuales son más comunes en los países de ingresos bajos y medianos, como menos educación, hipertensión, obesidad, diabetes, depresión, discapacidad auditiva, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, inactividad física, bajo contacto social, lesión cerebral traumática y contaminación del aire.
“Cuando buscamos diferencias de sexo en estos factores de riesgo, encontramos que la edad avanzada, la diabetes, la depresión, la discapacidad auditiva y tener una cierta variación genética involucrada en el metabolismo de las grasas en el cerebro, conocida como APOE4, se asociaron con un mayor riesgo de demencia tanto en mujeres como en hombres”, explica Gong.
Esta investigadora añade que más años de educación y una alta actividad física se asocian con un menor riesgo de demencia en ambos sexos. “Hubo evidencia moderada de una diferencia de sexo con los años dedicados a la educación, lo que indica una asociación protectora más fuerte para los hombres que para las mujeres”, recalca.
Los autores argumentaron que las mujeres, particularmente en los países de ingresos bajos y medianos, no han tenido las mismas oportunidades educativas y ocupacionales que los hombres, y se ha demostrado que un mayor nivel educativo y laboral mentalmente estimulantes protegen contra la demencia.
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