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Las lluvias torrenciales en el este de África se han vuelto el doble de probables por el cambio climático, según estudi

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MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

Lluvias torrenciales como las que se han vivido en el este de África entre finales de marzo y mayo se han vuelto el doble de probables y un 5% más intensas en el clima actual, 1,2ºC más cálido que el preindustrial.

Esta ha sido la conclusión de un estudio de World Weather Attribution en el que han participado expertos de Kenia, Países Bajos, Alemania, Suecia, Dinamarca y Reino Unido. Para llegar a ella, han destacado que las zonas que han recibido los peores impactos han sido la región alrededor del lago Tanganica, el lago Victoria, las tierras altas centrales (incluida Nairobi), las tierras bajas del sureste de Kenia y la costa de Tanzania. En este marco, han observado la precipitación máxima acumulada entre el 27 de marzo y el 26 de abril.

Para demostrar que el cambio climático está jugando un papel, han evaluado si de acuerdo con los modelos climáticos hay en la región una tendencia hacia la sequía o hacia una mayor intensidad de las tormentas durante la época de lluvias más intensa (la época de ‘lluvias largas’). Si bien las tendencias no son estadísticamente significativas, muestran una mayor intensidad de las tormentas.

De media, señalan que un evento como el que se ha vivido en la zona este año se ha vuelto el doble de probable y un 5% más intenso en el clima actual, 1,2ºC más cálido por el calentamiento global. De cara al futuro, los modelos muestran que la intensidad de las tormentas y la probabilidad de que ocurran va a aumentar en un clima 2ºC más cálido que en tiempos preindustriales.

Asimismo, los científicos indican que la fase actual de Oscilación del Sur de El Niño o Dipolo del Océano Índico ha tenido una influencia “insignificante” en la estación de ‘lluvias largas’ de la región estudiada.

Hacia el final del siglo XX, las observaciones mostraban que las ‘lluvias largas’ en el este de África tendían hacia la sequía mientras que los modelos climáticos proyectaban un aumento de las tormentas intensas debido al cambio climático. De acuerdo con los expertos, esta “paradoja” no es tan pronunciada hoy en día, pero interpretar resultados en esta zona del mundo sigue siendo complicado.

Independientemente de la región exacta y del producto de datos utilizado, las observaciones no muestran una tendencia a largo plazo, sino más bien una tendencia a la sequía desde finales del siglo XX hasta aproximadamente 2008 y una humectación desde entonces. Con todo, los expertos han concluido que el aumento de las tormentas en la zona en estos últimos 15 años se debe en parte al cambio climático provocado por los humanos.

Por otro lado, han recalcado que es “primordial” que la región invierta en resiliencia a las inundaciones con el calentamiento futuro. En esta estación de ‘lluvias largas’, las inundaciones han costado la vida a cientos de personas y más de 700.000 se han visto afectadas por los daños a las infraestructuras, los cierres de las escuelas, el ganado perdido y los miles de hectáreas de cultivos dañados.

Según indican los autores del estudio, la rápida urbanización a lo largo del este de África está amplificando los riesgos de inundación, especialmente en las grandes áreas informales localizadas en tierras propensas a las inundaciones. Asimismo, ponen el foco los cambios de uso de las tierras en los países estudiados, lo que incluye la deforestación y la conversión de zonas agrícolas.

En este sentido, consideran que las medidas de preparación para los desastres y las inundaciones de Kenia, Tanzania y Burundi son “un paso en la buena dirección”, así como la protección de las infraestructuras que llevan a cabo o los sistemas de alerta temprana. Aún así, creen que tienen que estar integradas e implementadas a escala para reducir los impactos de los desastres.

En general, recomiendan que los países de la zona expandan las acciones basadas en los sistemas de aviso para proteger de manera adecuada a la población de los impactos de las tormentas. A su vez, observan que los programas sociales de protección pueden llenar los huecos en los puntos en los que no es posible evitar todos los impactos para ayudar a las personas a recuperar sus activos y medios de vida después del desastre.


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