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“Las cocinas a gas pueden liberar niveles más altos de sustancias cancerígenas que el humo de tabaco de segunda mano.”

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MADRID, 21 (SERVIMEDIA)

Una sustancia química (el benceno) asociada a un mayor riesgo de leucemia y otros cánceres de la sangre se cuela en alrededor de 47 millones de hogares cada vez que los residentes encienden sus cocinas de gas o de propano con niveles que pueden superar los del humo de tabaco ajeno.

Así se explica en un estudio dirigido por la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y publicado en la revista ‘Environmental Science & Technology’.

Este análisis concluye que una sola hornilla de gas encendida o un horno de gas a unos 177 grados puede elevar los niveles de benceno cancerígeno en interiores por encima de los del humo de tabaco ajeno. Esa sustancia se expande por toda la casa y permanece durante horas en el aire.

Se trata del primer estudio sobre cocinas de gas que examina la contaminación por benceno creada cuando la cocina o el horno están en uso. Investigaciones anteriores se centraron en las fugas de las cocinas de gas cuando están apagadas y no midieron directamente las concentraciones de benceno resultantes.

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“El benceno se forma en las llamas y en otros ambientes de alta temperatura, como las llamaradas que se encuentran en los campos de petrolíferos y las refinerías. Ahora, sabemos que el benceno también se forma en las cocinas de gas en nuestras casas”, señala Rob Jackson, profesor de Ciencia del Sistema Terrestre de la Stanford Doerr School of Sustainability y coautor del estudio.

Jackson apunta al respecto: “Una buena ventilación ayuda a reducir las concentraciones de contaminantes, pero descubrimos que los extractores de aire a menudo eran ineficaces para eliminar la exposición al benceno”.

UMBRALES DE REFERENCIA

En general, los investigadores encontraron que las concentraciones interiores de benceno formadas en las llamas de las cocinas de gas pueden ser peores que las concentraciones promedio del humo de segunda mano, que el benceno puede migrar a otras habitaciones lejos de la cocina y que las concentraciones medidas en las habitaciones pueden exceder los umbrales de referencia de salud nacionales e internacionales.

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También encontraron que las campanas extractoras residenciales no siempre son efectivas para reducir las concentraciones de benceno y otros contaminantes, incluso cuando estas se ventilan al aire libre.

Los investigadores encontraron que los quemadores y hornos de gas y propano emitían de 10 a 50 veces más benceno que las cocinas eléctricas y que las placas de inducción no expulsaban benceno detectable.

También probaron si los alimentos que se cocinan emiten benceno y encontraron cero emisiones de esa sustancia química al freír salmón o tocino.


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