MADRID, 03 (SERVIMEDIA)
Existe una fuerte asociación entre el riesgo de parto prematuro en el tercer trimestre de embarazo y la exposición a temperaturas extremadamente altas, como los episodios de ola de calor.
Esa es la conclusión principal de un estudio dirigido por la Universidad Monash (Australia) y publicado en la revista ‘JAMA Pedriatrics’.
Los autores analizaron cerca de 1,2 millones de nacimientos ocurridos en Sidney (Australia) entre 2000 y 2020, incluidos 63.144 partos prematuros.
El estudio analizó la relación entre nacimiento prematuro, exposición a calor extremo y el factor mitigante de la exposición a los árboles y zonas verdes, sugiere que el riesgo de nacer antes de tiempo debido a temperaturas elevadas podría reducirse según el nivel de vegetación en los alrededores residenciales de una mujer embarazada.
Los hallazgos sugieren que los servicios de salud deberían considerar prepararse para un aumento de nacimientos prematuros a medida que el clima mundial se calienta.
El exceso de calor se definió como temperaturas trimestrales superiores al percentil 95 de las distribuciones trimestrales durante dos décadas, es decir, que estaban entre el 95% más altas en ese periodo analizado.
Los investigadores cruzaron los datos de nacimientos con los de temperatura, cobertura de árboles y niveles generales de zonas verdes gracias a imágenes vía satélite.
CALOR DIURNO Y NOCTURNO
La investigación concluye que la exposición al calor extremo tanto diurno como nocturno durante el tercer trimestre está fuertemente asociada con un mayor riesgo de parto prematuro, a diferencia de la misma exposición en el primer o segundo trimestre.
Esta asociación existía para todos los niveles de zonas verdes, aunque disminuyó ligeramente para las mujeres que vivían en áreas con más árboles y otro tipo de vegetación.
“La presencia de vegetación, especialmente árboles, tiene el potencial de mitigar los niveles de calor y reducir los riesgos de parto prematuro asociados con el calor. La vegetación también tiene impactos positivos en la salud física y mental más allá de los resultados del embarazo y el parto. Deberíamos integrar estrategias de mitigación del calor, como aumentar los espacios verdes, en la planificación urbana, para mejorar la salud pública”, según Shanshan Li, de la Facultad de Salud Pública y medicina Preventiva de la Universidad Monash.
Yuming Guo, autor principal del estudio y también de la Universidad de Monash, indica que hay habido evidencia epidemiológica creciente, pero aún limitada, que vincula las temperaturas ambientales prenatales con los resultados del parto.
“La evidencia emergente sugiere que la temperatura del aire durante la noche, particularmente el calor nocturno extremo, afecta significativamente la salud, incluidos el sueño y el descanso. La calidad y duración del sueño afectan a varios aspectos de la salud y las alteraciones en estos factores pueden tener consecuencias en los resultados del embarazo”, añade.
- Te recomendamos -