MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
Un grupo de científicos de Karolinska Institutet de Suecia han publicado en la revista ‘Nature Medicine’ una investigación que demuestra que la terapia de precisión para tratar el cáncer de próstata metastásico mejora la supervivencia.
Cada año se diagnostica cáncer de próstata metastásico a unos 2.500 hombres en Suecia. Inicialmente, todos son tratados con un bloqueo de la testosterona para impedir que ésta active el receptor androgénico, el gen que impulsa principalmente el crecimiento de las células cancerosas. Con el tiempo, las células cancerosas desarrollan resistencia y se convierten en las llamadas resistentes a la castración.
Esto requiere el uso de nuevos fármacos, normalmente quimioterapia o medicamentos hormonales de segunda generación (abiraterona/enzalutamida) que inhiben el receptor de andrógenos. Estos fármacos se denominan inhibidores de la vía del receptor androgénico o ARPi. Aunque estos fármacos están disponibles desde hace más de una década, hasta ahora no existía una comparación directa a partir de un ensayo aleatorizado.
“Por primera vez, hemos comparado estos tratamientos entre sí y también hemos analizado el ADN de las células cancerosas para averiguar qué fármaco funciona mejor en cada individuo”, ha afirmado el investigador principal del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística (MEB, por sus siglas en inglés) del Karolinska Institutet, Johan Lindberg.
El torrente sanguíneo contiene el llamado ADN libre de células que han muerto, algo que ocurre todo el tiempo en individuos sanos y es perfectamente normal. En los pacientes con cáncer, una fracción del ADN libre de células procede de las células cancerosas y se denomina ADN tumoral circulante (ADNtc). Mediante el análisis del ADNtc es posible ver qué cambios, o mutaciones, están presentes en el tumor de una persona.
El estudio ‘ProBio’ pretende utilizar el conocimiento de la firma genética del tumor para ofrecer el mejor tratamiento. La idea es poder identificar a los pacientes cuyos tumores son especialmente sensibles o resistentes a determinados tratamientos mediante análisis continuos.
“Crea un sistema de autoaprendizaje para mejorar continuamente el tratamiento de los hombres con cáncer de próstata metastásico”, ha explicado el catedrático de Epidemiología del mismo departamento Martin Eklund.
“También estamos reuniendo conocimientos sobre qué regiones del genoma son importantes en el cáncer de próstata”, ha agregado.
UN TRATAMIENTO QUE TIENE EN CUENTA EL PERFIL GENÉTICO DEL TUMOR
En el subestudio actual participaron 193 pacientes con cáncer de próstata metastásico resistente a la castración. Fueron elegidos al azar para recibir quimioterapia o ARPi, que se comparó con un grupo de control en el que el médico decidía el mejor tratamiento. El grupo ARPi fue el que respondió durante más tiempo al tratamiento (una mediana de 11,1 meses, frente a 6,9 para la quimioterapia y 7,4 para el grupo de control). La supervivencia del grupo ARPi también fue significativamente mayor: una mediana de 38,7 meses frente a 21,7 meses y 21,8 meses respectivamente.
La eficacia de ARPi varió en función del perfil genético del paciente. Por ejemplo, no hubo diferencias significativas entre los tratamientos a corto plazo en los pacientes cuyos tumores presentaban mutaciones en el gen p53, que se da en alrededor del 45 por ciento de los hombres con cáncer de próstata metastásico. Sin embargo, los datos del estudio sugieren que también este grupo podría tener mejor supervivencia si recibe ARPi en lugar de quimioterapia.
“Nuestro estudio demuestra que es posible garantizar que cada paciente reciba el mejor tratamiento teniendo en cuenta el perfil genético del tumor”, ha afirmado el catedrático de Epidemiología del Cáncer del MEB del Karolinska Institutet, Henrik Grönberg.
“Todo el mundo habla de medicina de precisión, pero se necesitan estudios como ProBio para entender cómo los biomarcadores pueden ayudar a los pacientes”, ha finalizado Grönberg.
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