MADRID, 30 (SERVIMEDIA)
El 42% del crédito comercial que los proveedores conceden a sus clientes a la hora de cobrar sus productos y servicios en el mercado español se cobra con retraso y un 7% resulta impagado, un punto más que en 2023, según el ‘Barómetro de Prácticas de Pago 2024’ elaborado por Crédito y Caución.
En los últimos meses, el 15% de las empresas españolas ha experimentado un aumento de los plazos de pago de sus clientes, por debajo del 25% que ha registrado una disminución. El 37% espera un deterioro del riesgo de insolvencia de sus clientes en el corto plazo.
El crédito comercial, utilizado por el 60% de las empresas, ha sido la principal fuente de financiación utilizada por el tejido productivo español en el último año, seguida de los fondos propios (53%), la financiación de facturas (51%) y el crédito financiero (41%).
El uso del crédito comercial desempeña un papel crucial en el mercado español. Un 67% de todas las ventas B2B se realizan a crédito y cuatro de cada cinco empresas ofrecen crédito comercial a sus clientes. El barómetro pone de manifiesto una cierta volatilidad en el impacto del riesgo de crédito en el entorno empresarial español.
Las sociedades responden a sus desequilibrios de tesorería ralentizando los pagos a sus propios proveedores, alimentando el efecto dominó de la morosidad.
“En respuesta a esta volatilidad, las empresas españolas muestran una transición hacia una nueva normalidad en la gestión del riesgo de crédito. Este movimiento estratégico es particularmente evidente en la mejora de la eficiencia en el cobro de las facturas vencidas de mayor cuantía y en la evolución del periodo medio de cobro (DSO). El 60% de las empresas ha logrado estabilizarlo y un 25% acortarlo”, explica el informe.
El mismo señala que a corto plazo, las presiones inflacionistas y el difícil acceso a la financiación se consolidan como las principales preocupaciones de las compañías, junto con la persistencia de la baja confianza de los consumidores. Otras preocupaciones a corto plazo en todos los sectores son las continuas interrupciones de la cadena de suministro, la insuficiente capacidad de producción y los procesos ineficaces u obsoletos.
A largo plazo, el incremento de las presiones en torno al marco normativo que regula su actividad es la principal preocupación de las empresas españolas, junto a otras como el impacto de las tensiones geopolíticas en el comercio mundial o la falta de mano de obra cualificada en algunos sectores.
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