MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La especialista pediátrica de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), Elisa Aguirre Pascual, ha destacado el empleo de la realidad virtual como ansiolítico, analgésico y sedante no farmacológico en las pruebas radiológicas con niños.
Existe una gran diversidad de intervenciones no farmacológicas que actúan sobre la ansiedad peri-procedimiento con el objetivo de reducir la necesidad de sedación o anestesia general y aumentar la probabilidad de éxito a la hora de realizar un estudio diagnóstico en niños.
“La realidad virtual se está empleando como ansiolítico, analgésico y sedante no farmacológico en colonoscopias, venopunción, procedimientos dentales, trastornos del espectro autista (TEA), endoscopias e inserciones de catéteres PICC, procedimientos médicos dolorosos, limpieza de heridas por quemaduras, y en pacientes veteranos”, ha detallado Aguirre.
Además, señala que “hay intervenciones basadas en estrategias educativas y conductuales para preparar eficazmente a los niños para los estudios radiológicos, y otras basadas en maniobras de distracción. En muchos casos se apoyan en la tecnología (‘e-Health’), que implica el uso de elementos digitales tales como ‘tablets’ o ‘smartphones’ para realizar intervenciones diversas. Desde programas basados en texto, programas multimedia interactivos, hasta aplicaciones más sofisticadas como los sistemas de realidad virtual”.
El desarrollo de alternativas a la sedación farmacológica se ha intensificado tras las advertencias de la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés), que empezaron en 2016 a raíz de estudios preclínicos en animales, donde se constató que la exposición a anestésicos generales y sedantes durante más de 3 horas podría ocasionar pérdida generalizada de neuronas durante el desarrollo cerebral.
Además, las sobredosis de medicamentos se han relacionado estrechamente con la incidencia de eventos adversos en las sedaciones pediátricas. Por lo tanto, “se necesitan enfoques novedosos en pediatría para garantizar que los estudios radiológicos de alta calidad sean eficientes, rentables, aceptables y de bajo riesgo”, ha comentado Aguirre.
Se distinguen dos momentos del acto médico donde estos nuevos enfoques pueden intervenir de manera eficiente: antes de la prueba diagnóstica y durante el procedimiento en el entorno sanitario.
“La preparación previa a la llegada al hospital es fundamental. La información sobre el procedimiento médico disminuye el estrés y sensación de pérdida de control. Ha de ser precisa y apropiada para la edad del paciente. Estos métodos preparatorios consisten en herramientas y contenidos, que comparten el objetivo común de familiarizar a los niños con el entorno hospitalario o radiológico desconocido para el paciente, mediante folletos sin y con códigos QR, contenido interactivo en la página web del centro sanitario con películas instructivas, simuladores de tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para que el niño conozca el tipo de prueba que se le va a hacer” describe Aguirre.
A través del juego se consigue el objetivo de familiarizar al paciente con las características concretas de la prueba diagnóstica, así como entrenamiento para permanecer quietos durante periodos prolongados. Durante el procedimiento es importante establecer una buena relación con el paciente, basada en la confianza que reducirá el miedo. Van a influir el lenguaje corporal, la entonación y el contacto visual.
“Conviene reforzar la resiliencia del niño y de las habilidades existentes para afrontar la situación (experiencias previas, corregir cualquier idea errónea sobre el procedimiento). Algunos niños eligen participar en el procedimiento, otros prefieren distraerse”, puntualiza la especialista.
La SERAM asegura que las técnicas de distracción ayudan a reducir la ansiedad del procedimiento diagnóstico. Se distinguen dos tipos de distracción, la activa (donde se necesita la participación en diversas actividades durante el procedimiento, como pueden ser ejercicios de respiración o imágenes guiadas por juegos médicos terapéuticos) y la pasiva (requiere que el niño permanezca quieto).
En radiología pediátrica la mayoría de las técnicas son pasivas, ya que se busca que el paciente no se mueva, y la mayoría de las técnicas son audiovisuales. “De entre este tipo de tareas, destacan las gafas de realidad virtual, muy efectivas debida a su naturaleza inmersiva, particularmente útiles en niños ya que son curiosos y creativos, con imaginación vívida donde las fronteras entre lo imaginario y real muchas veces se funden”, recomienda Aguirre.
Asimismo, los simulacros de resonancia magnética y los dispositivos audiovisuales tienen los estudios más respaldados, especialmente entre los niños de 3 a 10 años. “El estado psicológico del paciente puede influir en la dosis de sedantes necesarios para alcanzar el nivel óptimo de sedación. A mayor dolor periprocedimiento, menor éxito de la sedación, y la recuperación será más lenta y complicada”, ha señalado la especialista.
“El valor añadido de las alternativas a la sedación beneficia no sólo al niño y su familia sino también al centro hospitalario” incide Aguirre. Además, asegura, proporciona ventajas a nivel hospitalario, dado que el coste-beneficio es más eficiente, al reducir el tiempo del procedimiento, y el número de citas canceladas o reprogramadas.
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